El controvertido arzobispo Milingo presentó en roma su libro 'Contra Satanás'
Emmanuel Milingo, arzobispo de Lusaka (Zambia) alejado de su diócesis de origen por el papa Woytila ante la popularidad que le circundaba por su fama de echar a los demonios del cuerpo y curar enfermedades con la imposición de manos, presentó ayer en Roma su libro Contra Satanás en medio de una viva polémica con el cardenal Oddi.
La presentación se convirtió en un apasionado juego de pimpón entre el superconservador y enfadadísimo cardenal Oddi, ex prefecto de la Congregación del clero, y el carismático, paciente, y cándido arzobispo africano.Monseñor Milingo, tras haber sido un personaje famosísimo en África por su fama de santo curandero, trasladado a Roma donde fue encargado de la pastoral del turismo de la Santa Sede, conquistó enseguida a los italianos por su sencillez y por sus milagros. El Vaticano, asustado por la gente que arrastraba le impidió primero decir misa en las iglesias. Podía decirla sólo en la sala de un hotel. Y allí conseguía reunir igualmente a más de 5.000 personas, la mayor parte enfermos de cuerpo y de mente, presuntos endemoniados, gente desesperada en busca de milagros.
Pero a él acudía cada vez más fieles y hace unos meses, tras un nuevo coloquio con el papa Juan Pablo II, Monseñor Milingo desapareció de la escena. La misa la celebra ahora sólo en su casa.
Ayer volvió a aparecer a dos pasos del Vaticano para presentar un tomo de casi 300 páginas en las que cuenta una parte de su vida y sus aventuras de "exorcista católico". En el acto, el cardenal Oddi empezó diciendo que no había tenido tiempo de leer el libro. Le dio un vistazo allí mismo. Y se notó enseguida por la expresión de su cara que estaba enfurecido. Y empezó a atacar. "Que conste", dijo, "que yo no soy un negador del demonio. Se trata de una verdad que está en las Escrituras. Pero no creo en sus manifestaciones. Si Satanás es espíritu ¿quién puede decir que lo ha visto?. No le había gustado al anciano cardenal casi ochentón el que Milingo dijese en su libro que "liberar a un cura o una monja del demonio no es empresa fácil". Ni tampoco su afirmación: "He necesitado 45 años para liberar mi mente de los conceptos erróneos de Dios que me habían enseñado en el seminario". Y menos aún cuando dijo : "Dios es el gran médico de los hombres, pero quizá ha querido servirse de mí como de un bisturí para hacer amputaciones dolorosas en el cuerpo de la Iglesia".
El cardenal, poniéndole el índice acusador casi en la cara lo interrogaba: "¡Dígame cuando ha visto al demonio!". Y sarcástico: "¿Es verdad que hay demonios machos y hembras, viejos y jóvenes, feos y guapos?". Y Milingo, calmo, contestaba: "Lo siento eminencia pero Jesús sí se encontró con los endemoniados y con los demonios que lo tentaron". Y el cardenal: "¿Y a usted nunca lo han tentado, nunca lo han engañado?". Y Milingo, paciente:"Sí, eminencia, ahora me están tentando para que explote con usted pero no consigue hacerme caer en la tentación".
Al final del acto, Milingo confesó a este corresponsal: "Estoy cansado. Pronto desapareceré. Y les dejaré solos con los demonios a quienes tienen más miedo de lo que parece".
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