Oscurantismo y arrogancia
En un artículo recientemente publicado en EL PAÍS, Luis Meana afirma ver en "la silla de Hawking ( ... ) el símbolo del estado de perdición de la ciencia". "Nada", añade, "expresa mejor su impotencia".¿Por qué rebatir un argumento de tan exquisita delicadeza? El simplismo del autor, similar al de tantos nuevos filósofos, no ofrece ninguna originalidad. Cuántos metafísicos de pacotilla han disfrazado su desconocimiento total de la práctica y de la cultura científicas en parecidas logorreas... Que ciencia no sea sinónimo de progreso, que las aplicaciones militares de la física nuclear hayan dado al traste con el optimismo tecnológico... Todo eso ha sido analizado, y mucho mejor, ya hace tiempo.
No, la razón que me empuja a contestar esta vez es la novedad del argumento ad hóminem: puesto que Hawking está enfermo, su trabajo de cosmología será -por esencia- testimonio de la enfermedad de la ciencia. El mismo argumento, aplicado esta vez a la historia, sugiere por ejemplo que F. D. Roosevelt, que padecía poliomielitis, simbolizaba en los años treinta la mala salud de la democracia, algunos años después aplastada por sanos y robustos defensores de la raza elegida y de los valores eternos.- Físico de altas energías.