En el nombre de Dios
Las confesiones dominantes en Europa han marcado los comportamientos sociales y los sistemas políticos. Ninguna religión ha trabajado tanto los espíritus como el catolicismo y el protestantismo. En la actualidad, el 54% de los europeos son católicos y el 38% cristianos no sometidos a la Iglesia de Roma, protestantes en el amplio sentido de la palabra. Ambos bloques, nacidos de la Reforma, han cultivado las diferencias; durante siglos, los sermones de curas y pastores han dejado su poso en códigos sociales, en culturas contrarias. A pesar de sus pretensiones unitarias, las elecciones europeas se verán afectadas por esta línea de partida. Los países en los que los fieles de Juan Pablo II son minoritarios, Dinamarca, Holanda y el Reino Unido, celebrarán los comicios el jueves. La católica España se une a este primer cortejo en razón de la oportunidad: evitar la abstención de los desertores de un fin de semana soleado. Además del calendario electoral, la impronta religiosa deja su huella en otras costumbres políticas como la participación de las mujeres en los Parlamentos, el resurgir de los verdes o el derecho de voto de los extranjeros. La "otra mitad del cielo" prospera más fácilmente si Dios es protestante. Son más abiertos a las mujeres y también a los verdes. Las preocupaciones ecologistas tienen una tradición en los países escandinavos mientras los gobernantes del sur católico se resisten a firmar los textos comunitarios sobre medio ambiente. 12 de junio
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