Herri Batasuna, en tierra de gentiles
, El pasado miércoles, en la biblioteca de un colegio público de Terrassa, 26 personas, seis de ellas sin edad de votar, siguen las explicaciones de Josu Iraeta. Esta exigua congregación -hermandad autorizada de devotos, según la Academia- no es ningún fracaso, porque los organizadores habían dispuesto 32 pupitres, en un acertado cálculo sobre el impacto de la convocatoria. Entre el público, un chaval con aspecto de ser, seguro, el primero de la clase. "No es para ningún trabajo escolar, sigo todos los partidos para hacerme una idea", explica, mientras esperamos.
El lugar y la circunstancia permiten a Iraeta una verdadera docencia, sin ninguna elevación de tono. La familiaridad de la situación admite, además, un largo coloquio. Hasta entonces no se había oído mencionar ni las siglas ETA, ni Hipercor. Una persona del público, desde la simpatía de quien, dice, votará a HB, se queja del amparo de HB a aquel inolvidable atentado. Iraeta admite relativamente el .error" de ETA pero reparte las culpas: "ETA es responsable de haber puesto la bomba, pero el PSOE lo es de las víctimas porque permitió la masacre al no actuar la policía y así rentabilizó políticamente la tragedia. Estamos en guerra y en una guerra hay víctimas inocentes", concluye. Al día siguiente, lñaki Esnaola, en Tarragona, abonaría el silencio como una táctica para no dar armas dialécticas al enemigo. Un Esnaola que despista a los escrutadores de la palabra porque, donde otros camaradas hablan de "guerra" él, sistemáticamente, dice "pelea". Los 21 muertos de Hipercor es algo que no ha tragado la ciudadanía, a la que HB sólo le devuelve una excusa mesiánica: esos cadáveres son el lamentable precio de una revolución que llegará. Para cuando ella esté aquí, Txerna Montero prometió en Barcelona una corona de flores. Un familiar de aquellas víctimas, cuando leyó esta frase en los diarios, comentó sin muchas ganas, harto de que se quiera sepultar la tragedia con palabras: "Esos muertos están ahí y no van a resucitar con frases. Que se las ahorren".
Contrastes
El mitin-coloquio de Terrassa dura desde las 20.30 horas hasta las 22.15. El colegial ha salido antes. ¿Tenía que estar en casa a las diez o ya se había hecho una idea?. Los organizadores aprovechan el epílogo para asuntos de intendencia: es conveniente inscribirse como apoderados para evitar "el fraude electoral" y dan una cita para la mañana siguiente; hay que pegar los carteles que han llegado de Euskadi. Aquella tarde en Terrassa apenas había pasquines. Este anonimato quizá se explica por la tardanza en el envío desde Euskadi o porque, como manifestó Iraeta, "estamos aquí porque nos han obligado a venir. Nuestros enemigos calcularon que con la circunscripción única diluirían nuestros votos. Y a pesar de todo, tenemos un diputado en Estrasburgo".
Al no estar organizado como partido fuera del territorio vasconavarro, la intendencia de la campaña de HB en el resto de España está basada en organizaciones amigas como MCC, LCR o MDT y en Comités de Apoyo que ponen muy buena voluntad pero poco esmero en la escenografía mitinera. HB ha llenado el País Vasco de banderines coloristas, de una prosodia de horizontes líricos, de fiesta, que contrasta con la severidad de sus discursos. Fuera del País Vasco, por el contrario, su campaña está dominada por la miseria estética. Apenas unas pancartas verdosas con las siglas propias y de la organización colega de la localidad. Fuera de Euskadi, la escasez de tropa auxiliar hace que los pocos carteles que se pegan duren apenas nada, tapados por los barridos de la competencia electoral. Eso sí, que una colección de colgaduras se columpie en las cercanías de Hipercor provoca más de una sulfuración en los paseantes. "Cómo tienen las narices", comentaba una vecina, "de poner eso ahí después de justificar aquella masacre".
En Tarragona, el jueves, el mitin se celebró en el local de CC OO. Pocas horas antes, la ejecutiva del sindicato les había negado cobijo. Se argumentaba que la sede de Comisiones no debía ser territorio electoral y mucho menos de los defensores del terrorismo. La gente de la organización no entendía que CC 00 se desdijera. "Eso es cosa de los jerifaltes del PSUC", decían en privado. Tras una rueda de prensa para denunciar el veto, el acto se celebra, sin mayores tropiezos, en la citada sala. Un militante comenta a la salida: "ahora nos espera una buena juerga en el sindicato, con los de arriba". Unas cien personas acuden al acto. Antes de empezar, hay un tráfico de miradas para reconocerse y una discreta pesquisa ocular sobre quién puede ser el poli que, es probable, ha venido para engordar la documentación anexa sobre una militancia catalana que aplaude el terrorismo por encargo ("ETA, mátalos").
Los oradores locales exponen las razones de su solidaridad con HB, aunque toman distancias con lo de Hipercor. Tarragona también tiene una tarjeta etarra: el atentado a Empetrol. "Aquello fue un desastre", comenta Paco, una obrero que votará HB. "Salimos en pijama a la calle, todos huyendo de la ciudad. Viendo el fuego en la petrolera, pensábamos que aquella noche iba ser la última para Tarragona. Después de aquello... es menos cómodo este voto". Pero, a pesar de todo, se lo va dar "porque son los únicos que le pegan al sisterna". Esnaola no oculta que seguramente esto les quitará votos en Catalufia. Pero, "menudo palo" si no es así, "porque nosotros no pedimos el voto para ETA. Lo pedimos para HB".
En la oratoria preliminar, el líder del MDT barre para casa. La familia independentista está dividida entre quienes apoyan una candidatura exclusivamente de catalanes -Catalunya Lliurey este MDT que da su voto a los vascos. "Nos acusan de sucursalismo por ello, pero presumir de tener sólo catalanes en la candidatura es algo que también hace Convergéncia i Unió", concluye.
El programa
En sus mitines, HB denuncia la lleuropa de los mercaderes". Querer estar ahí, en el parlamento europeo, cuando no acuden, por ejemplo, al Congreso, lo explican como un uso instrumental del foro comunitario "para fomentar la vía de la negociación política con ETA". En su documento programático para el País Vasco se revisa en tonos sombríos las consecuencias económicas y políticas que ha tenido la adhesión.
En el programa difúndido fuera del País Vasco se reivindica para Euskadi la capacidad de abandonar la CE mediante un referéndum y critica el europeismo como un discurso sublimador de un gran nacionalismo continental, basado preferentemente en intereses económicos y militares. HB exige el derecho de autodeterminación para Gaficia, los Países Catalanes, Canarias y los pueblos que puedan en el futuro "reclamarse" naciones, además de Euskadi.
Los datos oficiales de la campaña dicen que cuesta 60 millones de pesetas (tres créditos de 20 kilos). En cualquier caso están cuidadosamente administrados, porque, por ejemplo, durante toda la ruta mitinera, la gente de HB se ahorra los hoteles: amigos de la localidad los cobijan. En seguridad, han tenido imprevisiones temerarias, como en Sevilla, donde nadie vigiló las visitas y operativos de academia, como en Barcelona, donde el servicio de orden -con bates, cadenas, porras- buscó eso, el orden, y no la gresca. HB, en tierra de gentiles. Una dura papeleta para quien tiene que decir lo que dice sabiendo que predica una redención a tiros que no está mayoritariamente pedida.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.