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Chicas de revista

¡Ah, las mujercitas de París! Senos desnudos cubiertos de estrás, armadas de sus pestañas largas y sus medias de malla, aquí están dispuestas a conquistar la noche, un batallón de chicas alineadas y buenas. Ya no tienen mucho que ver con las que conoció Toulouse-Lautrec cuando, hace 100 años, este pintor amante de los frufrús gustaba dibujarlas. Desde luego, no es culpa de las señoras del music-hall si el desnudo ya no es lo que era: desde que frecuenta la televisión y se populariza en la playa se ha banalizado. De golpe, nuestros sex-symbo1s ya no son las mujeres galantes. Lo que no impide que para los extranjeros siempre representen un cierto arte de vivir a la francesa. Madres de familia y señoritas de buena educación han reemplazado a las mujerzuelas. Las profesionales de la danza, educadas en las escuelas más severas, han tomado el puesto de las graciosas. París by night, hasta entre bastidores, busca extranjeras para socorrer a los valores franceses. Y son americanas, australianas e inglesas muy serias las que bailan nuestro cancan. Josephine Baker ha legado sus aderezos a la posteridad dej ando tras ella herederas de risico más estereotipado a unos parisinos que añoran lo auténtico. Las hay pelirrojas, anoréxicas, maniquíes, bailarinas de la ópera, sindicalistas, licenciadas en'historia, hijas de papá. Son las mujercitas de hoy, que creen que el mundo del estrás no tiene estrés. Sus sueños son a la vez prosaicos, poéticos, y hasta eróticos., 27 de mayo

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