Felipe González y Shamir discrepan sobre el proceso de paz para Oriente Próximo

El presidente Felipe González y su huésped, el jefe de¡ Gobierno israelí, Isaac Shamir, discreparon ayer en su enfoque del proceso de paz en Oriente Próximo, que para el primero pasa por una conferencia patrocinada por la ONU mientras el segundo sólo concibe la convocatoria de unas elecciones en los territorios ocupados de Cisjordania y Gaza para designar unos representantes palestinos que negociarían con el Estado judío.

Estas divergencias quedaron de manifiesto en los discursos pronunciados en la cena que González ofreció a su homólogo israelí en la Moncloa, donde ambos jefes de Gobierno se habían entrevistado ya a última hora de la mañana, antes de que Shamir acudiese al palacio de la Zarzuela para asistir, junto con su esposa, de origen sefardí, a un almuerzo al que le invitaron los Reyes.Ambos brindis empezaron con una evocación sentimental de lo que González describió como el "reencuentro entre España y el pueblo judío" del que se separó hace cinco siglos, y Shamir no disimuló su "emoción" por visitar un país que "ocupa un lugar especial, en nuestros corazones como en nuestra memoria colectiva como pueblo".

Pero ni esta evocación histórica ni la satisfacción, un poco exagerada, expresada por los dos jefes de Gobierno por la evolución favorable de unas relaciones bilaterales, formalmente establecidas hace tan sólo tres años, evitaron que se pusiesen de manifiesto las divergencias.

González pidió a Shamir que "los dirigentes israelíes redoblen sus esfuerzos para hacer frente al reto histórico de establecer la paz ( ... )", y éste le replicó: "Israel no necesita presiones o advertencias para darse cuenta de que ninguna solución que no sea la paz puede satisfacer las aspiraciones de los pueblos de la región".

Tras reiterar su "preocupación" por la situación que prevalece en los territorios ocupados de Cisjordania y Gaza, donde el número de palestinos víctimas de la represión israelí de la intifada ronda ya los 500 muertos, el presidente español elogió la "apertura y las clarificaciones" que la OLP ha hecho al reconocer el derecho a la existencia de Israel.

A continuación González recordó las conocidas tesis españolas, y europeas en general, sobre la oportunidad de alcanzar una solución al conflicto "mediante la convocatoria de una conferencia de paz" auspiciada por la ONU, y cuyo punto de partida serían "las resoluciones 242 y 338 del Consejo de Seguridad de la ONU, así como el respeto de los legítimos derechos del pueblo palestino".

Aun así, el anfitrión español fue extraordinariamente cauto a la hora de enjuiciar la reciente iniciativa de Shamir, que consideró "prematuro evaluar", aunque "el simple hecho de que trate de abrir una dinámica de paz es de por sí un buen augurio". A renglón seguido pidió garantías sobre la celebración de la consulta electoral y su inserción en un proceso que conduzca a un arreglo definitivo.

Ni que decir tiene que el enfoque de Shamir difiere profundamente del de González. En su alocución expuso sus conocidas ideas tendentes a reactivar el proceso de paz mediante unos comicios y prescindiendo de la conferencia patrocinada por la ONU y sin dar las garantías solicitadas, aunque antes había asegurado que muchas opciones estaban abiertas. Pero sostuvo que el nudo gordiano del conflicto no eran las aspiraciones palestinas, sino "el antagonismo violento hacia Israel que demuestran Siria, Libia, Irán e Irak y las organizaciones terroristas a las que apoyan".

Shamir, que llegó ayer a Madrid procedente de Londres y que regresará a Israel el viernes después de conocer Toledo, pidió a González que intensifique el diálogo político entre ambos países para que alcance un nivel similar al que Tel Aviv mantiene con otras potencias europeas. González le dio su acuerdo de principio y aceptó una invitación para visitar Israel, sin fecha prevista.