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LA CRISIS DE ORIENTE PRÓXIMO

El nuevo café de Rick

La Casablanca de hoy no se parece a la de Bogart. Es una metrópoli superpoblada, preñada de conflictos sociales, donde un hotel de cinco estrellas, como reclamo para turistas despistados, ha reconstruido el café de Rick, con un pianista que no es Sam, pero al menos es negro.La verdadera Casablanca tiene también hoy miles y miles de extranjeros y un número varias veces superior de policías y agentes secretos. Si se pregunta una dirección a un guardia, éste confiesa que es forastero y está en la ciudad pare reforzar el dispositivo de seguridad de la cumbre.

Se esperaba a 800 periodistas y llegó el doble. Los informadores luchan a brazo partido por encontrar una habitación donde poder reposar sus huesos.

Más información
La 'cumbre' árabe de Casablanca se inaugura con la ausencia de Líbano

La preocupación por la seguridad -al fin y al cabo uno de los argumentos de Hassan II para celebrar esta conferencia en su casa es que en Marruecos no hay terrorismo- lleva a situaciones tan surrealistas como que ciudadanos con pasaporte español vean rechazada su entrada en el país porque el documento está emitido por su embajada en Beirut.

Todo aquel que tiene o ha tenido la menor relación con Líbano, Libia, Siria o Palestina sorprende en las miradas de los policías marroquíes la convicción de que lleva encima 100 kilos de explosivos.

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