Las reservas de divisas alcanzan los 49.000 millones de dólares, según Boyer

Las fuertes entradas de divisas van a hacer muy dificil cualquier depreciación de la peseta a corto plazo, comentó ayer el ex ministro de Economía Miguel Boyer ante un grupo de periodistas a la salida de un seminario sobre El Sistema Monetario Europeo y el ECU, organizado por el Centro Internacional Carlos V. Según Boyer, esa entrada de dinero extranjero se ha disparado en las últimas semanas hasta colocar las reservas centrales de divisas en torno a los 49.000 millones de dólares. A 30 de abril, el nivel de reservas era de 42.916 millones de dólares, tras un aumento de 1.820 millones en ese mes.El objetivo de limar esta fortaleza de la peseta antes de la integración de nuestra divisa en el mecanismo de cambios del Sistema Monetario Europeo también fue destacado por el director general del Tesoro, Manuel Conthe, quien recordó que el último reajuste de paridades se llevó a cabo en 1987. "Ahora es más complicada la entrada en el SME porque hay menos ajustes de tipos de cambio; por este motivo, la elección del cambio de entrada es trascendente".

Miguel Boyer, como miembro del comité de expertos que elaboró el informe Delors, hizo un repaso del mismo y de las críticas que se le han hecho. Boyer sólo encontró justificada la crítica a las fuertes restricciones fiscales que impondrá la unión política y monetaria. En su opinión, "aquí se ha notado la aversión a los déficit de los gobernadores de los 13 bancos centrales".

El director general del Tesoro también incidió en este punto al asegurar que "la idea de que los déficit por definición son malos, no tiene sentido. Hay que valorar la coyuntura de demanda y el equilibrio que existe entre el ahorro y la inversión privados".

Por otra parte, Manuel Conthe anunció, tras su intervención, que la incorporación de los pagarés del Tesoro al mecanismo de anotaciones en cuenta se retrasará desde el 1 de junio previsto hasta la segunda quincena del próximo mes. Además, y para evitar suspicacias sobre un posible cambio en la fiscalidad de los pagarés, el Tesoro va a reducir las exigencias de datos sobre los inversores que mantendrán las entidades delegadas.