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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

10 años de historia

La primera ministra británica, Margaret Thatcher, cumple hoy 10 años en el cargo. Desde comienzos del siglo XIX, sólo dos primeros ministros -naturalmente, hombres- han superado semejante longevidad política, aunque ninguno de una sola sentada. Probablemente es precipitado aún juzgar cuál va a ser el lugar de la dama de hierro en la orla de estadistas del siglo XX, pero está claro que en su contexto ideológico es una dirigente decisiva y con una visión de la grandeza de su país qué la eleva por encima de la mayor parte de las cabezas de sus contemporáneos.Los 10 años de thatcherismo presentan un currículo discutible, pero notable. En ellos se ha operado una revolución de imagen; una líder tenaz hasta el agotamiento ha convencido a un sector mayoritario del electorado británico de que no es irremisible el declinar del Reino Unido; que la generación de riqueza basada en el trabajo arduo, en una cierta frugalidad y larecompensa adecuada a la capacidad de empresa del individualismo anglosajón constituyen una buena receta de eficacia.

Margaret Thatcher ha librado varias batallas aforturiadas, algunas más literales que otras. En 1982, cuando el impacto de su política monetarista contra la inflación y de restricción del gasto social mordía al ciudadano sin que éste hubiera notado sus beneficios en la creación de empleo, un general de Buenos Aires, dado a la insensatez y a la bebida, recobraba las Malvinas. La arrolladora victoria británica en. la guerra fue la base del triunfo electoral -un año después- de la líder conservadora, ahogando en una ola patriótica la eventual recuperación electoral del laborismo. De igual forma, un tenso pulso con los sindicatos durante 1984, en la estela de una huelga minera de 11 meses, se saldó con la victoria de la primera ministra y la drástica limitación de la influencia política de los trade unions. Ese año marcó una divisoria en el mandato de Margaret Thatcher, consolidando una visión del mundo nutrida de ultraliberalismo económico.

¿Cuál es el porvenir del thatcherismo? Desde el pináculo de su potencia en el cambio de siglo, el declive británico ha sido inevitable. Su participación en el comercio internacional, en el producto industrial de Occidente, que a finales del siglo XIX alcanzaba proporciones de escándalo, no ha dejado de reducirse desde entonces, y el papel del Reino Unido en el mundo disminuye pese a gestos de bravura como el de las Malvinas. Por ello, una visión a largo plazo podría describir el thatcherismo como un encantamiento peculiarmente insular, incapaz de comprender la dimensión europea -como prueba su reciente conversión a un gaullismo inverosímil para frustrar la marcha hacia la unidad de Europa- y, sobre todo, la ideología creadora de una magnífica ilusión para un lento y dignísimo declive.

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