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Un abismo a sus pies

RAFAEL FRAGUAS, Hashemi Rafsanjani, número dos del régimen de Irán tras el ayatolá Jomeini, zanjó ayer su política de cuatro años de apertura hacia Estados Unidos al denunciar a Washington como inductor de una conjura para derrocar al régimen islámico de Teherán.

Este giro brusco del hoyatoleslam Rafsanjani sobreviene sólo cuatro semanas después de la eliminación política como sucesor de Jomeini del ayatolá Montazeri, decididamente opuesto a la política de reconciliación de Teherán con Washington preconizada hasta anteayer por Rafsanjani.

La represión iniciada en la cúpula de la Marina, en la que figura presuntamente implicado su máximo responsable, almirante Daliramane Malekzadegán, así como el también almirante Farjade Riaji y el jefe naval Zianush Hakimi, surge en un momento especial. Rebrotan con fuerza en la Guardia Revolucionaria -que Rafsanjani no controla del todo- nuevos aires de desquite por el frustrante desenlace de ocho años de guerr.a contra Irak, y en el preciso momento en el que Teherán y Bagdad dialogan de nuevo en Ginebra sobre la paz.

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La política receptiva de Rafsanjani hacia Washington se había iniciado en verano de 1985, en una maniobra de la Casa Blanca y el Pentágono encaminada a recuperar el papel hegemónico de EE UU en Oriente Próximo.

Esta conducta política de Rafsanjani se hallaba a la sazón cuajada de riesgos, habida cuenta de que, para la galería iraní, alimentada por el propio Rafsanjani en sus prédicas de los viernes, Estados Unidos seguía siendo entonces el Gran Satán contrarrevolucionario. Pero Rafsanjani no se arredró cuando estalló el escándalo Irangate -sus tratos con Washington- descubierto por seguidores de Montazeri ejecutados luego por orden fulminante de Raf sanjani.

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Todo indica que el hasta ayer poderoso Hashemi Rafsanjani ha querido soltar lastre sobre sus pasados tratos con Estados Unidos, porque el abismo político que se abre hoy a sus pies puede, incluso, devorarle a él mismo.

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