Revocada una sentencia que autorizaba a un padre biológico a visitar a su hija
La Audiencia Territorial de Amsterdam ha revocado la sentencia dictada el pasado mes de noviembre por el Tribunal de Menores de Utrecht, que autorizaba a un padre biológico a ver con frecuencia a la hija que tuvo, tras hacer una donación de esperma, con una amiga suya, lesbiana, que mantiene una relación estable con otra mujer.
En sus fundamentos de derecho, los jueces de Amsterdam argumentan que la relación del padre con la pequeña no ha sido tan profunda como para crear un lazo paterno-filial, y, por tanto, su presencia no es más necesaria para su posterior desarrollo emocional que la de otros amigos o parientes de su madre. Según el progenitor, sin embargo, esta última y su compañera interrumpieron las visitas que él solía hacer a la niña porque se negó a realizar una nueva donación para que ellas tuvieran otro hijo.La decisión de la Audiencia de Amsterdam abre de nuevo en Holanda la discusión sobre los derechos del padre biológico. Su reconocimiento anterior, por el juez de Utrecht, había sentado un precedente legal al exigir sólo que el hombre demostrara su paternidad y su firme voluntad de no perder el contacto con el bebé. La pareja de lesbianas, que ha declinado hacer declaraciones, sí ha reconocido que está encantada con el fallo judicial, que afianza su relación como pareja estable. La patria potestad de la niña la ostentará a partir de ahora la madre, separando de este derecho a su compañera.
Parejas homosexuales
A pesar de esta sentencia, las parejas de homosexuales tienen todavía en Holanda dos problemas sin resolver jurídicamente: el matrimonio y la adopción de hijos. Según el Parlamento, en su caso sólo podrán adoptarlos si los padres han fallecido y los peticionarios homosexuales son los tíos, las tías o alguien muy próximo a la familia. En este caso, una pareja de homosexuales podrá reclamar su custodia junto con el resto de los parientes.Sin embargo, si un pequeño ha vivido, por ejemplo, con una pareja de lesbianas durante mucho tiempo y los padres fallecen, ambas tendrán grandes posibilidades de quedarse con él.
En cuanto al matrimonio, las parejas de homosexuales que desean contraerlo chocan en Holanda con los mismos impedimentos legales que en España. Pueden declarar que viven juntos, como las parejas heterosexuales que deciden no casarse. En este caso, y si carecen de empleo o medios de subsistencia, recibirán IA suma mensual de 1.500 florines (unas 90.000 pesetas) destinada a las parejas en Holanda. Para el Estado, el hecho de tratarlos como dos ciudadanos que comparten el mismo piso supone un ahorro sustancial, ya que los solteros en paro cobran 1.000 florines al mes (60.000 pesetas) hasta que encuentran trabajo.
Sólo algunas iglesias acceden a bendecir relaciones homosexuales en Holanda. En la Remonstranse Broederschamp de Amsterdam, por ejemplo, o en la Hervornd Gereformeerde, protestante reformada, se oficia una sencilla ceremonia que, sin llegar a ser un matrimonio, da fe de la decisión de hombres y mujeres de compartir sus vidas con seres de su propio sexo.
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