Un año de prisión para un padre que maltrató a su hija de tres años

La Audiencia de Barcelona ha impuesto un año de prisión a Juan Romero Rodríguez por maltratar a su hija, Alejandra, de tres años. La sentencia, dictada por la Sección Séptima de lo Penal, alude a la "vileza" del padre, a quien ordena pagar 800.000 pesetas a la pequeña como indemnización, por las lesiones físicas que sufrió y por los trastornos psíquicos que requieren tratamiento. Romero Rodríguez asumió la tutela de Alejandra al casarse con la madre de la niña, Roser Ruano Viñas.Las lesiones de la pequeña se descubrieron el 27 de octubre de 19,87, cuando la madre llegó a su domicilio, en Badalona, observó que Alejandra presentaba malestar y dolor general. Durante las horas en que permaneció ausente la madre, la pequeña estuvo acompañada por el procesado. La niña fue conducida por sus padres al hospital Germans Trias i Pujol, donde se le diagnosticó politraumatismo con múltiples hematomas por todo el cuerpo y fractura del radio del brazo izquierdo. La mayor parte de las lesiones eran recientes, según el informe médico, aunque había otras más antiguas. La sentencia estima probado que algunos de los golpes se produjeron un mes antes de que la niña tuviera que ser internada.

El tribunal ha considerado que el autor de las lesiones fue el padre en base a las propias manifestaciones que, en ocasiones, hizo la pequeña a los abuelos maternos. La niña, que solía pasar fines de semana en casa de lo abuelos, les contó que su padre le pegaba y que por ello se resistía a volver a casa. Otras vecinas y familiares del matrimonio también testificaron que la pequeña era golpeada por el condenado.

La sentencia absuelve a la madre, también procesada, por entender que a pesar de que sabía lo ocurrido no presentó denuncia para encubrir a su marido. La mujer intentó protegerle en el juicio diciendo que, en ocasiones, dejaba a la pequeña en casa de una vecina y que tal vez fuese allí donde era golpeada. Esta versión no ha sido estimada por el tribunal que, por el contrario, entiende que la actitud del procesado "evidencia a las claras la vileza de su conducta".