La represión de Tiflis fue una intimidación a la democracia, según dos diputados soviéticos
PILAR BONET, Dos diputados del Congreso de la URSS, el escritor Adamovich y el guionista Alexander Gelman, este último presente en los funerales de las víctimas de Georgia, manifestaron ayer en Moscú que la violenta represión del mitin de Tiflis es parte de una campaña de intimidación contra la democracia en la URSS. Al menos 18 personas (15 de ellas mujeres) perdieron la vida en la madrugada del 9 de abril, cuando las tropas dispersaron una manifestación pacífica de 10.000 personas con ayuda de porras, palas de zapadores y dos tipos de gases tóxicos.
Otra persona más falleció en Tiflis, víctima de un disparo por no respetar el toque de queda impuesto con cinco minutos de anticipación, según manifestó Yuri Rost, cuyo testimonio de los hechos no fue publicado por su periódico, Literaturnaia Gazeta.Adamovich y Gelman se expresaron en una reunión del comité Abril, el grupo de escritores fundado recientemente en apoyo de la perestroika, que se sumó ayer al clima de severa condena a la actitud del Kremlin que reina en estos días en medios liberales de la capital desde los debates electorales en marcha en la academia de Ciencias hasta las discusiones de la tribuna de Moscú.
Un decreto del Presidium del Soviet Supremo de la URSS, que permite encarcelamientos de hasta tres años o multas de 2.000 rublos por desacreditación de los órganos del poder (artículo 11 / 1), es masivamente criticado en foros jurídicos y políticos. El decreto, que lleva la firma de Gorbachov y la fecha del 8 de abril, fue publicado el día siguiente del regreso del líder de Londres y complementa otros dos decretos, promulgados en verano, que dan al Ministerio del Interior poderes especiales para reprimir mítines y manifestaciones.
Medios políticos moscovitas consideran que el artículo 11/1 es un sucedáneo de última hora para la legislación sobre agitación y propaganda antisoviética que fue usada en el pasado para reprimir a los disidentes.
Censura informativa
Ayer, el semanario Novedades de Moscú publicaba una carta de seis diputados, entre ellos Gelman y el propio director de la revista, Egor Yakovlev, quienes advertían de la fragilidad de las reformas, denunciaban la censura informativa y la distorsión de comunicados oficiales, como las declaraciones del ministro de Sanidad de Georgia, que corroboró el uso de gases tóxicos y palos contra los jóvenes manifestantes. Las víctimas más jóvenes de la violencia fueron dos chicas de 16 años cada una, según Rost.
Ayer, el órgano del ejército Krasnaia zvesda insertaba las declaraciones del vicejefe del distrito militar del Cáucaso, el general Yuri Kuznezov, según el cual las tropas no utilizaron "ningún medio químico", aunque los contingentes del Ministerio del Interior "usaron medios lacrimógenos en dos puntos".
El general lamentaba el retraso de "este necesario reconocimiento", pero no hacía mención de la petición de los médicos georgianos "a las fuerzas del orden público" para que revelaran la sustancia utilizada.
Durante el mes que queda hasta la primera reunión del Congreso de los Diputados Populares de la URSS, el 25 de mayo, pueden suceder cosas peligrosas, según dijo Gelman, inquieto por el pleno del comité del Partido Comunista de Leningrado, que siguió a la derrota electoral de los dirigentes de la ciudad el 26 de marzo. El espíritu de aquel pleno le parece a Gelman contrario a la perestroika, ya que en aquel foro muchos atribuyeron la derrota electoral al ritmo, a su juicio demasiado rápido, de las reformas. Gelman expresó su temor a que un pleno extraordinario del Comité Central del PCUS, previsto para el 25 de abril, trate de acusar a la directiva soviética de ir demasiado deprisa con las reformas.
Por su parte, Adamovich vinculó la represión de los contestatarios de Minsk con la represión de Tiflis, y consideró que existen acciones organizadas que suceden cuando Gorbachov está fuera. Coincidiendo con ausencias de Gorbachov han sucedido cosas como la publicación de un manifiesto antiperestroika, en marzo de 1988, y la entrada de los tanques en Tiflis. La responsabilidad por el envío de tropas a Tiflis ha recaído en la directiva republicana.
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