Ejemplo
Felipe González, presidente del Gobierno, no va nunca a los toros, seguramente porque no le gustan. Ahora bien, si pretende dar ejemplo de su oposición a todo acto de crueldad contra los animales, menos lobos. Porque no irá a los toros, pero caza, y está por -ver que picar y banderillear toros sea menos piadoso que descerrajarle tiros a un ciervo. Y además fuma.La sociedad civil es libre de hacer cuanto le plazca dentro del marco constitucional, y los políticos también. La diferencia es que los actos de los políticos tienen trascendencia y son faro por el que se guían los ciudadanos para navegar por las procelosas aguas de la vida. Un presidente del Gobierno no necesita hacer maniflestaciones sobre las corridas de toros: si no va jamás, ése es su mejor discurso.
La ciudadanía está hecha un lío, sin erribargo. Si capta el mensaje del presidente del Gobierno, sabrá que: no debe ir a los toros, pero cazar puede, y fumar también, mientras otros faros le alumbran rumbos contradictorios. Por ciemplo, el Rey va a los toros, caza y no fuma. El vicepresidente del Gobierno va a los toros pero no caza ni fuma. El ministro de Justicia, igual que el vicepresidente, no caza y va a los toros, pero fuma. La Reina ni va a los toros ni caza ni fuma. La condesa de Barcelona, madre del Rey, que i,,il fuma ni caza, va a los toros y es partidaria de Curro Romero.
La socledad civil surca desorientada el proceloso mar de la vida, a causa de tanto faro dispar, que le envía a cualquier punto de la rosa de los vientos. El ciudadano se está volviendo loquillo con las actitudes políticas, y por seguir disciplinadamente los distintos ejemplos de lajerarquía, en una sola jornada abomina de toros, se compra una escopeta, tira el tabaco al retrete, saca unaentrada de toros, pignora la escopeta, enciende un puro, devuelve la entrada de los toros, apaga el puro, rescata la escopeta, le arrima dos postazos a una gallinácea.
Cuidado con estos últimos, pues los hay que apuntan a un farol y dan a una vieja.
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