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El PCI entra en el gobierno municipal de Palermo

Juan Arias

Por primera vez en la historia republicana de este país, el Partido Comunista Italiano (PCI) ha entrado en el gobierno municipal de Palermo, capital de Sicilia y ciudad de la Marta por antonomasia. El alcalde Leoluca Oriando, democristiano y progresista, colocado en el puesto por De Mita para limpiar la cara de la DC, acusada de connivencia con la Marta, ha obtenido una nueva victoria.

Pero no le ha sido fácil. La discusión antes del voto, que ha permitido con 48 síes y 31 noes la entrada de dos concejales comunistas, había durado desde las diez de la mañana del viernes hasta la madrugada de ayer. Todo el país había estado en vilo durante todo el día, porque en realidad el nuevo experimento que Orlando llama "nueva cultura política" da un poco de miedo a todos. A la Democracia Cristiana de Arnaldo Forlani y a los socialistas de Craxi, que han sido los más duros en atacar la experiencia de Palermo, en la que no han querido participar.El anterior Gobierno de Orlando era ya atípico, al estar compuesto por un pentapartido que nada se parecía al del Gobierno nacional. Estaba formado por democristianos, verdes, socialdemócratas, independientes de izquierda y Ciudad del Hombre, un grupo que se inspira en los progres jesuitas de Palermo, sin el concurso de los socialistas.

La idea había sido la de agregar fuerzas dispuestas a combatir a fondo la Mafia, prescindiendo de la alquimia clásica de los partidos de Gobierno y de oposición. Dicho Gobierno había tenido vida dificil durante un año, y tras la caída de De Mita de la secretaría democristiana, Orlando vio tambalearse su experiencia, y con una jugada rápida convenció a los comunistas para entrar en el Gobierno de la ciudad más explosiva de Italia, para crear así un Gobierno fuerte capaz de hacer frente a nuevos embates. En Roma se hizo de todo por frenar la elección. Pero ni el conservador Forlani se atrevió a enfrentarse abiertamente a la nueva experiencia. Al menos por ahora, cosa que irritó a los socialistas. El miedo de todos es que la fórmula palermitana pueda funcionar, porque podría entonces poner en crisis el modelo clásico, con el que hoy se gobierna en este país.

Pocos apuestan, sin embargo, por que la experiencia de Palermo pueda durar. Hay quien hasta teme que las armas vuelvan a funcionar en breve. Aunque no falta quien asegura que el joven alcalde polígloto es más listo y mejor político de lo que muchos puedan pensar.

Ahora la prueba será lo que el nuevo Gobierno sea capaz de realizar de tangible en una ciudad piloto, donde la vida, ajuicio de los mismos sicilianos, resulta casi invivible.

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