El fantasma del exterminio nazi
Austria no es el lugar adecuado para enfocar la discusión sobre eutanasia. Un componente integral de la ideología nacionalsocialista era "erradicar" de la sociedad lo que ellos llamaban las "vidas sin valor". Sólo en el asilo de Hartheim, "para idiotas, débiles y cretinos", fueron asesinadas 18.269 personas. En sanatorios especiales, cerca de 5.000 niños entre uno y tres años murieron después de recibir dosis mortales de morfina o Luminal.
Algunos de los médicos que formaban parte de este programa T-4, después de cortos procesos, en 1945, reabrieron sus consultas y volvieron a sus puestos en los hospitales y hasta hoy ejercen su profesión completamente rehabilitados.
"Pensar en esas categorías de vidas sin valor está conectado con los asesinatos de Lainz", afirma el psiquiatra Erwin Ringel, uno de los más famosos de Austria; "son los residuos del nazismo".
En todos los países civilizados hay discusiones en torno a qué hacer con los casos terminales. ¿Es o no es un acto criminal ayudar a alguien que quiere morir? Los abogados de estas enfermeras aseguran que mataron a los ancianos "por requerimiento de los ínisníos". En estos casos hay sentencias que van desde los seis meses a cinco años en la peor de las circunstancias. "¿Qué hizo mi clienta?", alegaba uno de ellos. "Le dio tranquilizantes a gente enferma para que durmiera".
Exhumación de cadáveres
En el código penal austriaco es insuficiente una confesión, como en este caso, para establecer un crimen. Se necesitan pruebas, y éstas pueden venir ya sea de testigos o del resultado de autopsias. En los próximos días se van a exhumar dos cadáveres para establecer si hay restos de medicamentos. La insulina es prácticamente imposible de detectar en una disección. Restos de Rohypnol es factible, extrayendo masa cerebral o partes del hígado para ser analizados en el laboratorio.
En Austria, "el Chernobil de Lainz", como fue llamado por un comentarista popular, tendrá graves consecuencias. Toda la organización de la salud está bajo crítica y la discusión pública, que comenzó a nivel popular, ha girado ahora al terreno político. Se pregunta: ¿es conveniente poner a todos los ancianos enfermos termínales aislados en una sola unidad? ¿Están preparadas para cuidarlos las auxiliares de enfermería, aunque no tengan instintos asesinos? Se habla de la deshumanización del sistema. Soledad del paciente y la soledad de las enfermeras. De la necesidad de tener un equipo de psicólogos externos para ayudar al personal médico en momentos de crisis. Se cree que los políticos a cargo del sector de la salud, que cortaron gastos fiscales este año disminuyendo el personal hospitalario, serán destituidos de sus cargos.
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