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Halladas fosas comunes en tres escuelas de asesinos colombianas

Fue un hallazgo macabro. En tres haciendas allanadas el pasado viernes por la policía se encontraron fosas comunes en las que se supone hay 80 cadáveres. Allí operaban las mayores escuelas de asesinos a sueldo del país. Las fincas La Reforma, Iberia y San Pablo son propiedad del productor de esmeraldas Víctor Carranza, socio del recientemente asesinado Gilberto Molina (padrino de uno de los jefes del cártel de Medellín, Gonzalo Rodríguez Gacha). Las tres fincas están ubicadas en la provincia del Meta, en los llanos del Oriente colombiano.El allanamiento fue parte del operativo Vida y Democracia, ordenado por el presidente, Virgilio Barco. "Éste es un centro de interrogatorios y tortura", dijo el oficial del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), encargado del operativo. Aseguró el oficial que allí eran llevados los sospechosos de tener vínculos con la guerrilla. Tras torturarlos para sacarles información, los asesinaban.

Cuando llegó la policía sólo pudo capturar a los vigilantes de las fincas. Los jefes y sus alumnos de la escuela de la muerte habían huido ya. Se cree que sólo dos días antes salieron de allí los últimos 40 sicarios tras recibir cursos de seguridad personal, explosivos, ejecuciones, camuflaje, espionaje y contraespionaje. Se sabe que los instructores eran británicos e israelíes y que los aspirantes sólo podían ingresar con cartas de recomendación de hacendados vinculados a los escuadrones paramilitares, y eran sometidos a un examen de ingreso.

Además de las fosas comunes, en las fincas se encontraron zulos para armamento y secuestrados. En dos de ellos se hallaron equipos de comunicación; en el otro, escopetas, fusiles, granadas, ametralladoras y munición suficiente para matar a 500 personas. Estos escondrijos son verdaderas obras de ingeniería. Cuentan con un corredor de 12,5 metros, tienen una altura de 1,70 metros y un cuarto de tres metros cuadrados.

Durante toda esta semana las autoridades se dedicarán a remover la tierra en las tres fincas en busca de cadáveres. La mayoría de las víctimas, se cree, pertenecían a la comunista Unión Patriótica. El Meta ha sido escenario de sangrientos atentados contra esta organización.

Con el descubrimiento de estas escuelas de sicarios, se abre la esperanza de que el Gobierno haya tomado al fin la decisión de hacer frente a los grupos de extrema derecha. La existencia de estos tenebrosos lugares dejan de ser letra de informes, letra de denuncia y rumores para convertirse en una cruda realidad. La revista Semana, de Bogotá, publicó en su última edición documentos secretos del Gobierno que revelan cómo son, cómo actúan y quienes financian los grupos paramilitares.

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