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Escasez de bailarines

Todos los críticos y aficionados a la danza coinciden en señalar la escasez de bailarines de ballet clásico que estén capacitados para desempeñar papeles estelares. No es que no haya chicos capaces de realizar un trabajo técnicamente aceptable, pero el problema es que carecen del cuerpo o la inteligencia o las capacidades físicas necesarios. Los espectadores norteamericanos lo observan: hasta en las compañías pequeñas hay bailarinas buenas, pero es dificil ver un bailarín excepcional.La queja es vieja, y la falta de bailarines ha sido constante en EE UU. Pero lo curioso es que el mito sexual que envuelve el asunto persiste. La sociedad acepta que haya escritores, pintores, violinistas, incluso diseñadores de moda. Y además acepta que se ganen la vida honradamente. No ocurre lo mismo con los bailarines. En una sociedad que acepta todo tipo de realidades sexuales, la idea de un hombre que practica la danza todavía avergüenza a la gente. El mito señala que el ballet es cosa de chicas.

Entre los bailarines hay homosexuales. Pero tal cosa ocurre en todas las ocupaciones y profesiones del mundo. Lo importante no es la preferencia sexual del bailarín, sino su presencia en el escenario y qué transmite con su baile. Si no se supera este mito, será difícil que haya muchos bailarines. Una posibilidad de lograrlo es que ciertas cualidades exigidas en el ballet moderno sean rescatadas para el clásico.

, 9 de abril

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