Indignación
Me dirijo a usted después de leer el artículo que hace referencia a la calle a la que el Ayuntamiento de Barcelona ha dado el nombre de mi querido esposo y que ustedes publicaron el día 3 de abril. [La edición de Barcelona publicó una información en la que se recogía la campaña de un grupo de vecinos que han sustituido los rótulos de la calle dedicada a Josep Tarradellas por otras con una referencia insultante para su persona.]Siento una gran indignación al leer y ver cómo se permiten insultar a mi esposo. ¿Quiénes son estos inconscientes? ¿Cómo es que todavía no hay nadie que haya podido borrar esta gran ofensa?
Después de 11 años y medio de su retorno a Cataluña, es ahora cuando se permiten decir estas barbaridades, cuando él siempre había respetado las ideologías de todos.
Mi esposo todavía no hace un año que murió y los insultos jamás están justificados, pero, en todo caso, se deben hacer cuando el afectado está vivo y puede defenderse. Ahora no es hora de hacerlos.
Los que escriben o hablan mal de él creo sinceramente que son unos cobardes y probablemente, responsables de muchos hechos que todavía hoy nos hacen sentir vergüenza-
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