Lech Walesa pone en manos de los polacos el éxito del proceso democratizador
El presidente de Solidaridad, Lech Walesa, dijo ayer, tras la firma del acuerdo en la mesa redonda que permitirá la legalización de su sindicato, que el principal problema que encara ahora su organización y el pueblo polaco es poner en práctica las reformas democratizadoras que han sido acordadas y subrayó la necesidad de la ayuda económica occidental a Polonia. "Debemos demostrar que se puede y vale la pena ayudarnos" dijo el líder de Solidaridad.
(La Comisión Europea y los doce acogieron ayer favorablemente en sendos comunicados el acuerdo logrado en Varsovia. La primera se mostró dispuesta a "reforzar los lazos entre la CE y Polonia". Bruselas y Varsovia negocian desde febrero un acuerdo de comercio y cooperación. Reunidos en Madrid, representantes de los ministerios de Asuntos Exteriores de los doce formularon, por su parte, el deseo de que "las negociaciones permitan la adopción de medidas que promuevan el pluralismo y la reforma democrática", informa Ignacio Cembrero.)En el comunicado firmado el jueves por la noche por Walesa y el principal negociador del Gobierno, el ministro del Interior, general Czeslaw Kiszczak, el Gobierno y la oposición expresan "la voluntad de acción solidaria" con objeto de aplicar las reformas convenidas en las negociaciones. También ha sido creada la Comisión del Entendimiento, cuya tarea consistirá en el control de la aplicación de los acuerdos y la mediación en cuestiones conflictivas. El principal peligro que se cierne sobre Polonia y sus proyectos reformistas es la crisis económica. Tanto el Gobierno como Solidaridad están convencidos de que esta crisis no podrá solucionarse sin la reestructuración de la deuda externa polaca y la reducción de los intereses.
Por tanto, Solidaridad está en contra de las huelgas y desea asegurar a Polonia la estabilidad económica necesaria para atraer al país el capital extranjero. Esta postura no parecen compartirla los sindicatos oficiales (OPZZ), controlados por el ala antirreformista del partido. Los OPZZ no han aceptado la fórmula de la escala móvil salarial, acordada por el Gobierno y Solidaridad en la mesa redonda, tachándola de insuficiente.
Los sindicatos oficiales esperan poder capitalizar el descontento de la población con las inminentes subidas de precios, relacionadas intrínsecamente con las reformas económicas, para bloquear estas últimas y mermar la influencia de Solidaridad en las empresas.
La cautela con la que habló ayer Walesa sobre el futuro de Polonia demuestra que el líder de Solidaridad es consciente de los peligros y dificultades que se perfilan ante el país y su sindicato a pesar de "la gran victoria de Polonia" que supone el acuerdo firmado el jueves.
Dentro de dos meses, se van a celebrar en Polonia unas elecciones legislativas, en las que participará, por primera vez desde hace 42 años, la oposición política. Solidaridad no tomará parte directamente en los comicios, pero su ayuda a las fuerzas independientes será indispensable durante la campaña.
El sindicato independiente ha logrado, de momento, su próxima legalización, a la que abre el camino una ley que hoy aprueba el Parlamento, pero le va a ser difícil preparar adecuadamente las elecciones y recomponer al mismo tiempo sus propias estructuras. Según estadísticas no oficiales, el pasado otoño Solidaridad contaba unos 700.000 afiliados.
"Hoy, cuando me asomé al balcón", dijo Walesa, "muchos me saludaban, pero con la duda en los ojos. Pronto deben aparecer las señales de que nace una nueva Polonia para que la gente crea que realmente existen todavía oportunidades". Ayer se anunció en el Vaticano que el Papa recibirá a Walesa en audiencia el 20 de abril.
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