Mueren dos tenientes del Ejército del Aire al estrellarse el avión F-5 en el que volaban

Los tenientes Tomás García Buergo, de 25 años y Pablo García Juliá, de 24, fallecieron a primera hora de la tarde de ayer al estrellarse cerca de Guadalajara el avión F-5 en que realizaban un ejercicio de Talavera la Real (Badajoz) a Torrejón. El accidente se produjo, por causas no determinadas, poco antes de la una de la tarde, cuando los pilotos efectuaban la maniobra de aproximación a la base madrileña. Había niebla en la zona y caía algo de nieve.

Según fuentes de Defensa, el vuelo se estaba ejecutando con normalidad y el aparato era seguido por radar desde Torrejón mientras los pilotos estaban en contacto por radio con la base aérea madrileña. En un momento determinado, y sin que los pilotos comunicaran anomalía alguna, el avión desapareció del radar.Los restos del aparato quedaron a unos seis kilómetros de Guadalajara y a medio del punto kilométrico 65 de la nacional Madrid-Barcelona. Junto a los cuerpos de los pilotos, estaban desplegados los dos paracaídas pertenecientes al sistema que puede ser usado para ser expulsados de los aviones en caso de avería.

No obstante, las fuentes oficiales consultadas señalaron que desconocían si ese hecho se debía a que ambos pilotos habían accionado el sistema o si, por el contrario, el mecanismo se disparó a raíz del impacto del avión contra el suelo, extremo que no suele producirse en casos similares.

Hermano de un 'ultra'

El ultraderechista Carlos García Juliá, que cumple condena de 30 años en Valladolid por su participación en 1977 en la matanza de Atocha, es hermano de uno de los fallecidos, por lo que solicitó ayer permiso para asistir a los funerales del militar, informa Luis Miguel de Dios. La capilla ardiente con los cuerpos de los dos fallecidos quedó instalada anoche en el Hospital del Aire de Madrid.El F-5 fue fabricado en España, bajo licencia de Northrop, en 1970. El aparato, ampliamente superado ya, no lleva radar a bordo ni sistema de navegación automática.