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Los herederos de Tahir Meha

Yugoslavia y Europa tienen ya motivos sobrados para asistir al nacimiento de un nuevo movimiento terrorista. Los años de retórica baladí sobre un "terrorismo albanés" inexistente, la política agresiva y sin compromisos de la dirección comunista serbia de Slovodan Milosevic ha logrado violentar tanto a la población albanesa que parte de su juventud, acorralada y sin perspectivas de soluciones políticas, ha recurrido a las armas.Los grupos armados de albaneses no podrán resistir mucho en lucha abierta contra el Ejército, pero los comandos se retirarán, llegarán más armas y los cuadros se nutrirán del ejército de niños del pueblo de más alta natalidad de Europa. "Le va a costar caro a Serbia el haberse dejado embaucar por Milosevic", decía un joven albanés en Mitrovica.

Los grupos armados que se han echado al monte tienen como ídolo a Tahir Meha, un minero que en la revuelta de 1981 se hizo fuerte en un cerro junto a Mitrovica y mató a ocho milicianos antes de volver el arma contra sí mismo. Meha y su hazaña son el ejemplo de estos jóvenes que se rebelan contra Serbia. Fervorosos nacionalistas sin mayor ideario político que defenderse de lo que consideran una cruzada serbia contra su pueblo, estos jóvenes educados en la tradición albanesa de exaltación de la lucha y defensa a ultranza de los valores propios pueden pronto demostrar dramáticamente su disposición de lucha.

"Pronto estallarán las bombas en Belgrado", decía hace tres días una veterana periodista croata en la capital serbia. El nacionalismo serbio, alentado y manipulado por Milosevic, tiene así un segundo efecto dramático para Yugoslavia. Primero enterró la cultura política y el diálogo interétnico bajo la demagogia nacionalista. Ahora ha engendrado un movimiento radical albanés que con seguridad traerá más sangre a la región y a Yugoslavia entera.

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