La acusación del 'caso Almería' ve trato de favor en el régimen penitendario de Castillo Quero
Darío Fernández, abogado que llevó la acusación particular en el caso Almería, manifestó ayer que el ex teniente coronel Carlos Castillo Quero, quien desde enero se halla en régimen abierto en la prisión de Guadalajara -trabaja fuera y regresa a dormir-, ha tenido un "trato de favor descarado" como preso. "¿Dónde está la justicia, es que existe?", no cesa de preguntarse Dolores Cobo Mier, hermana de Luis, uno de las víctimas del caso Almería.Darío Fernández considera que este "apoyo" a un condenado a 24 años por un triple homicidio fue particularmente notorio antes de su ingreso en la prisión de Guadalajara en 1985. Según este letrado, Castillo Quero estuvo recluido, en los cuatro años anteriores, fuera del control judicial en lugares como la comandancia de la Guardia Civil almeriense, el pabellón de residencia del teniente coronel del Cuerpo en Córdoba y el presidio militar del Castillo de Santa Catalina (Cádiz).
El abogado afirma que Castillo Quero llegó a la prisión de Guadalajara con un excelente expediente en el que se acreditaba, a efectos de redención de pena, que había prestado destacados servicios en los centros donde estuvo recluido.
Fernández se pregunta: "¿Qué destacados servicios se puede prestar en un pabellón residencial particular de un teniente coronel"? Y, sobre todo, seña la que ningún juez controló efectivamente la actividad del exmilitar durante ese tiempo de reclusión. Castillo Quero ordenó disparar sobre tres jóvenes santanderinos, que se hallaban esposados dentro de un coche, y a los que dijo tomar por etarras.
Asimismo, estima que este interno ha tenido una "redención extraordinaria de la pena, prácticamente de día por día", y cree que pocos presos sobre los que pesen tres homicidios han gozado de igual trato y han progresado de grado penitenciario con similar "velocidad".
Darío Fernández asegura que los otros dos condenados, el exteniente ayudante Manuel Gómez Torres y el ex guardia Manuel Fernández Llamas, se hallan ya en libertad condicional.
Cuatro millones
"El Estado nos indemnizó, después del proceso, con cuatro millones de pesetas a cada familia. Pero mi madre, enferma del corazón, no pudo soportar el dolor de la tragedia y murió pronto. Y la de Luis Montero [otra, víctima] se fue al otro mundo sin que sus hijos le contaran lo ocurrido", dice Dolores Cobo. "Que no me digan a mí", agrega, "que los guardias condenados han cumplido las tres cuartas partes de la prisión que les fue impuesta, porque todos supimos que al menos durante tres años permanecieron en sus casas o en la comandancia. ¿Por qué no cumplen condena en El Dueso o en Carabanchel, como otros delincuentes y no en la prisión de Guadalajara, donde no les falta de nada?".Dolores Cobo se puso en contacto telefónico con Darío Fernández. "Le llamé simplemente para comentar la noticia. No le di ninguna instrucción concreta, pero si él quiere emprender alguna acción, le respaldaríamos. Yo soy una hormiga y ellos forman un enjambre. Esa es la razón por la cual quienes mataron a mi hermano Luis se encuentran hoy en libertad y además con un puesto de trabajo".
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