_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La independencia de Namibia

EL PRÓXIMO 1 de abril se inicia, con la llegada a la capital de Namibia, Windhoek, del delegado especial de las Naciones Unidas, el proceso que debe desembocar en la independencia de ese país. Será, pues, un momento histórico, ya que Namibia lleva más de 70 años sometida a la dominación de Suráfrica. Colonia alemana hasta la I Guerra Mundial, la Sociedad de Naciones, al concluir ésta, confió su administración a África del Sur. Pero cuando, después de la II Guerra Mundial, se puso en el orden del día la independencia de las antiguas colonias, el Gobierno surafricano se negó a devolver a la ONU -sucesora de la Sociedad de Naciones- el mandato que había recibido. Y desde hace más de 40 años ejerce una dominación completamente ilegal sobre Namibia. Hasta ahora, todos los esfuerzos por poner fin a esta situación han fracasado.Una causa esencial de ese fracaso es que, al tomar el poder en Angola un Gobierno procomunista, el problema de Namibia quedó enlazado con la confrontación Este-Oeste. Estados Unidos no estaba interesado en crear problemas a Suráfrica ni en obstaculizar la lucha que sostenían desde Namibia tropas surafricanas y grupos armados por ellas contra el Gobierno de Luanda y, por tanto, contra el comunismo. Por eso mismo, el cambio del clima mundial, la distensión entre la URSS y EE UU han permitido una solución conjunta de los problemas de la zona que se materializó en el acuerdo firmado en Nueva York el pasado 22 de diciembre. Los dos puntos básicos del acuerdo -y que más costó concertar- son la retirada de los cubanos de Angola en un plazo de dos años y la independencia de Namibia, con la retirada de los surafricanos a partir del 1 de abril, seguida de la celebración de elecciones libres, controladas por la ONU, en noviembre de 1989.

El hecho de que España haya sido escogida por la ONU -previa aceptación de nuestro Gobiernopara incorporarse a los cascos azules que deberán controlar los dos procesos -retirada de los cubanos e independencia de Namibia- confirma nuestra capacidad de participar en acciones delicadas en el plano internacional. Para el futuro de la ONU es fundamental que esta doble operación de control, sobre el retorno de los cubanos y sobre el acceso de Namibia a una plena independencia, tenga éxito, lo que reforzaría la tendencia, por ahora tímida, a confiar a la ONU misiones operativas en los conflictos internacionales. Pero de momento no cabe mucho optimismo. La situación en Namibia presenta enormes dificultades. Suráfrica va a tener que cumplir su promesa de retirada, lo que debería abrir en la zona una perspectiva nueva. Sin embargo, el Gobierno de Pretoria no ha cambiado: es el Gobierno del apartheid, decidido a ¡nipedir que se consoliden Gobiernos de los pueblos negros en su frontera. En Namibia está maniobrando ya para impedir unas elecciones limpias en las que el SWAPO -la organización independentista que cuenta con el apoyo mayoritario del pueblo- pueda obtener la victoria y asumir el gobierno. La fragilidad de la economía namibiana facilita las maniobras surafricanas.

Todo ello exige en el período de transición, que no será corto, una fuerte presencia de la ONU. Es lamentable que el contingente de cascos azules, que se había fijado en más de 7.000 hombres, haya sido reducido a 4.600. La crítica formulada por muchos Gobiernos africanos y su petición de una ampliación de los cascos azules parece justificada. Sería lamentable que Namibia, independiente sobre el papel, se encuentre imposibilitada de iniciar una vida normal a causa de las maniobras de Suráfrica, incluso utilizando grupos armados como hace en otros países.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_