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PCI, el vértice de la izquierda

El XVIII Congreso del Partido Comunista Italiano (PCI) creo que ha servido, en primer lugar y en clave de política italiana, para resituar con fuerza a este partido en la arena política. En este sentido, el congreso confirma el abandono definitivo de planteamientos como el compromiso histórico o el de una política consociativa, entendida ésta como la búsqueda de acuerdos globales entre todas las fuerzas políticas.El PCI define de forma contundente la propuesta de una alternativa de izquierdas para Italia, que debe ser posible, y para la cual es necesario que el Partido Socialista Italiano (PSI) rompa sus confusos y ambiguos ligámenes con la Democracia Cristiana y con el inoperante acuerdo del pentapartito. Añadiría que también debe valorarse como un resultado de suma importancia el hecho de que el PCI salga de este congreso con una gran cohesión interna, desde hace unos meses buscada, y con un nuevo y abrumadoramente aceptado liderazgo, el de Achille Occhetto. A su vez, el congreso ha diseñado formas de perfeccionamiento de la democracia interna del partido, como son las consultas, la consideración organizada hacia la opinión de los electores y simpatizantes y la instauraciónde fórmas de legítimo disenso que no menoscaban la unidad de acción.

Pero, a pesar de todo lo anterior, creo que es mucho más importante considerar la trascendencia del congreso del PCI en clave internacional. El proyecto del PCI está hoy, con todas sus afirmaciones y también con sus interrogantes, en el vértice del debate a escala mundial sobre lo que significa la izquierda transformadora.

Desde algunos medios de comunicación, de forma interesada, se había querido presentar este congreso como el momento del abandono del nombre comunista o del ingreso del. PCI en la Internacional Socialista, o del desplazamiento del proyecto hacia posiciones de derecha. Es así que, bajo esta óptica tan esquemática, el propio Craxi puede llegar a decir de forma instruniental y manipuladora, pero también crispada ante el avance: que ha significado elcongreso, que "el PCI aún no se ha atrevido a reconocer el fracaso del comunismo".

Podría replicarse a esta afirmación' ' o todas aquellas hechas de forma paralela, que la carga propagandística de derechas que conlleva una frase como la anteriormente entrecomillada significa afirmar de forma indirecta el triunfo del capitalismo. Y es así cómo observadores de la derecha pretenden interpretar los cambios que se producen hoy en Hungría o en la Unión Soviética. Así, confundiendo a la opinión pública sobre innegables fracasos del llamado socialismo real, se intenta quemar a la vez un conjunto de valores de izquierdas escondiendo un fracaso mucho más estrepitoso, que es el del individualismo salvaje y el de la irracionalidad del desarrollo capitalista y de los enormes desequilibrios económicos, ecológicos y sociales que hoy amenazan la vida en nuestro planeta.La cuestión es mucho más profunda, y así;se ha planteado en el XVIII Congreso del PCI. Ante los grandes retos planetarios deben plantearse auténticas propuestas transformadoras, y al mismo tiempo debe habilitarse el marco para posibilitar todas aquellas alianzas que sumen las diversas energías sociales existentes.

En primer lugar, las bases programáticas de unas políticas transformadoras no pueden emanar de formas dogmáticas, de falsos planteamientos de marxismos cerrados o de la fácil y acrítica adopción de fórmulas neoliberales. La alternativa debe basarse en la larga tradición del pensamiento emancipador.

Es así como el propio Occhetto relacionó la Revolución Francesa con la soviética. Hoy debería estar en debate la concepción profunda de desarrollo económico y las formas de conquista de mayores cotas de democracia política. En el congreso del PCI, ello se ha manifestado emotivamente con palabras de Dubceck o con la aplaudida defensa que hizo Bruno Trentin (secretario general de la CIGL) de los hoy represaliados dirigentes sindicales de la Fiat, que no sólo no han querido vender su dignidad personal, sino que también han situado en una cota muy alta los elementales derechos de los trabajadores en una fábrica moderna.

La búsqueda de alternativas es una tarea plural. No es por ello ninguna casualidad que en este congreso se hayan recibido mensajes tan plurales como los del alcalde de Manaos (Amazonia), de la OLP, de la SPD y del propio Gorbachov. El marco de las alianzas y de futuros acuerdos políticos no puede verse como un retorno al pasado, como si el objetivo fuese el regreso de los comunistas a la familia socialista, de la cual se escindieron en los años veinte. La sociedad está a las puertas del siglo XXI; por tanto, en un contexto radicalmente diferente. Entre las izquierdas, los errores y las crisis nos afectan a todos, y todos deberíamos ser corresponsables en la aportación de elementos programáticos de alternativa. El congreso ha replanteado el debate sobre la izquierda posible y necesaria a partir de la autonomía de todos sus componentes. Sería un error perderse en discusiones sobre las ¡dentídades de las diversas familias políticas (socialistas, comunistas, progresistas, etcétera). La tarea que hay que emprender a fondo es la discusión y construcción de políticas hacia un objetivo común: la progresiva superación de la sociedad capitalista.

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