Los comunistas italianos, eufóricos con el liderazgo de Occhetto
El debate que se está desarrollando en el 18º Congreso del Partido Comunista Italiano (PCI), tras el discurso de su secretario, Achille Occhetto, está revelando la satisfacción del partido por haber encontrado un nuevo líder que les ha devuelto el orgullo, el entusiasmo y la esperanza de volver a ser una fuerza política de primer orden en este país.
"Tenemos la sensación de haber dado el salto, de haber atravesado el torrente", subrayaban ayer los delegados más jóvenes. "Hemos cambiado, y al mismo tiempo nos disponemos a ayudar a que los otros cambien también", han añadido con orgullo y con los ojos puestos en el Partido Socialista Italiano (PSI), de Bettino Craxi, a quien se le insiste en todos las intervenciones en que también él debe cambiar de estrategia para pasar de una gestión utilitarista del poder a una elaboración política capaz de movilizar a todas las fuerzas mejores que en Italia quieren que se rompa esa especie de fatalidad que el mismo Ciriaco De Mita, líder democristiano, llama "la democracia bloqueada".Curiosamente, han sido los democristianos los que mejor han acogido el discurso de Occhetto, junto con las fuerzas laicas, sobre todo republicanos, verdes y radicales.
Los comunistas han considerado el nerviosismo de Craxi, quien abandonó enfadadísimo el congreso antes de que acabara la jornada matutina, como demostración de que la bandera del progresismo en Italia ha vuelto a las manos de los hijos de Palmiro Togliatti, que hoy se han vestido de verde sin abandonar del todo el rojo de su tradición.
Craxi ha criticado el hecho de que en el discurso de Occhetto el personaje más citado haya sido Gorbachov (10 veces), y que la asamblea regalara los aplausos mayores a las críticas hechas por Occhetto al partido socialista. Pero Baget-Bozzo, diputado socialista del Parlamento Europeo, comentó ayer a EL PAÍS: "El cambio es real. Se advierte sobre todo en el lenguaje, centrado en los derechos humanos. Y es un cambio que se nota no sólo en el discurso de Occhetto, sino también en las intervenciones de la base".
Un 34%, mujeres
Otros observadores han alabado el hecho de que el líder comunista no haya caído en la tentación de echarse en brazos de la Internacional Socialista, considerada como un instrumento de la vieja Europa, sino que ha apuntado a la creación de un socialismo europeo aún inédito, que deberá ser realizado por todas las fuerzas progresistas de la nueva Europa. Y enseguida, en el debate, se ha notado una de las características más vistosas de este congreso: la masiva presencia, entre los delegados, del elemento femenino. Las mujeres suponen el 34% y aspiran ya a ocupar, en un futuro no lejano, el 50% de los puestos importantes.Ayer por la mañana habló Francesco Cossutta, el empedernido filosoviético de toda la vida, la única voz abiertamente crítica dentro del partido, quien con la franqueza que lo caracteriza dijo que para transformar esta sociedad "el reformismo no basta". Hizo votos para que el PCI no caiga en la tentación de emprender la escalada a la Internacional Socialista, ya que, explicó, sería una ilusión pensar que "se pueda entrar en ella sin que Craxi dicte unas condiciones que nosotros no podríamos aceptar".
A caldear aún más los ánimos contribuyó ayer Antonio Giolitti, uno de los grandes intelectuales de la izquierda, que se pasó en 1954 del PCI al PSI y que, en las últimas elecciones se presentó en las listas comunistas. Giolitti les dijo que el PCI no debe renunciar a una cierta identidad que siempre le ha caracterizado positivamente, y citó la capacidad de hacer política y "ese cierto estilo" de seriedad y sobriedad del comportamiento.
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