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Hombres blancos, maduros y elitistas

La difícil sintonía de los jueces británicos con la sociedad

Un hombre ya mayor, blanco, de clase alta y educación elitista ha de sintonizar con el conflicto en que está inmersa una joven blanca, de clase trabajadora, con escasa formación, madre soltera y sometida a amenazas. El choque entre ambos mundos se resuelve condenando a la mujer, víctima de agresiones, a una semana de cárcel. Él es un juez británico, y ella, una chica que no se ha atrevido a declarar contra su agresor. El caso ha reavivido el debate en las islas sobre la idoneidad de muchos jueces, vistos casi unánimemente como un grupo enclaustrado en sus propias convenciones.

Michelle Renshaw, una secretaria de 24 años madre de un niño de cinco, había presentado una denuncia por malos tratos contra su antiguo novio, Michael Williams, un miembro de la secta rastafari, de origen jamaicano, de su misma edad. El jurado de la causa que debía haberse seguido en Leeds tuvo tiempo de ver una foto de Renshaw con los ojos morados y la nariz ensangrentada, pero la vista quedó resuelta nada más abrirse, cuando Renshaw manifestó que no se atrevía a declarar contra el acusado porque había recibido por teléfono graves amenazas anónimas. El juez, James Pickies, de 63 años, le advirtió que incurría en desacato y que tendría que enviarla a prisión; pero ella insistió en su mutismo. Por el silencio fue condenada a una semana de cárcel, mientras Williams, que negaba las acusaciones de que era objeto, salió incólume.La chica consiguió la libertad a los cuatro días por buena conducta, pero volvió a casa destrozada. "Los golpes se pasan, pero las marcas psicológicas no", dice. "Espero que el juez sea expulsado y no se le permita jamás hacer esto a nadie'.

Las reacciones ante este caso han sido dispares y ni siquiera la propia judicatura ha podido ponerse de acuerdo. Lord Denning, un nonagenario juez que sería, la encarnación de la ley si tal existiera, ha desautorizado a Pickles, pero está muy extendida la impresión de que las razones aducidas por Renshaw para desmarcarse del procedimiento iniciado por ella no son suficientes y han impedido que la justicia cayera sobre el acusado. A Lord Mackay, máximo responsable de los jueces ingleses, se le ha pedido que destituya o reprenda a Pickles, pero hasta el momento no ha habido acción en ese sentido. Renshaw está pendiente del recurso planteado.

Composición

La pesadilla de la secretaria ha echado leña al fuego del debate sobre la composición del estamento judicial británico, extraordinariamente sesgado hacia la anciana masculinidad blanca de clase alta. Un reciente análisis mostraba que de 465 altos jueces británicos, 464 eran blancos, 448 eran hombres, 166 eran mayores de 65 años y la mayoría procedían de las clases acomodadas. John Griffith, autor de La política del poder judicial, estima que "Ios jueces apoyan los intereses convencionales" y son más proclives a defender la propiedad que las libertades o los derechos humanos.En este dictamen hay quienes ven una de las razones por las que las mujeres suelen ser objeto de sentencias insatisfactorias que llegan a las primeras páginas de los periódicos, como ha sido el caso de Renshaw o fue hace pocos meses el del hombre exculpado de haber tenido contactos sexuales con su hijastra cuando su mujer estaba embarazada, "un tiempo en que las damas no están receptivas a sus maridos", por mencionar sólo al Reino Unido. El juez Michael Argyle, ya jubilado, estima que la judicatura no es tan atractiva para los más brillantes abogados como el mundo de las finanzas o de la Administración, y reconoce que "el público tiene derecho a esperar que los Jueces presten atención a los valores del hombre de la calle".

Lord Hailsham, quien fuera hasta hace poco tiempo responsable de los jueces de las islas, se lamentaba de que sus entonces subordinados decían "cosas particularmente tontas que luego aparecen en todos los medios de comunicación". En ocasiones son meteduras de pata con graves implicaciones, pero hay veces en que las palabras del juez son prueba flagrante de su estar en Babia, como el que preguntó, en medio de un vista sobre derechos musicales: "¿Quién es Bruce Springsteen?". Lord Mackay tiene en marcha una difícil reforma e el sistema provisorio de justicia que pretende ampliar, flexibilizar y hacer más realista la composición de la judicatura británica.

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