El nuevo movimiento vecinal
Las asociaciones 'históricas' califican el resurgimiento de brote de 'amarillismo'
La convocatoria de una manifestación el 13 de abril, bajo los lemas de Por un Madrid más habitable y No a la inseguridad ciudadana, por un grupo de asociaciones de vecinos de reciente creación, constituidas al calor de conflictos de barrio no asumidos directamente por las asociaciones tradicionales, ha motivado el enfrentamiento entre ambos sectores. Las nuevas hacen gala de trabajar exclusivamente por los problemas de sus vecinos, sin intereses partidistas o de otro tipo que mediaticen su labor. Las viejas consideran a aquéllas como un movimiento vecinal amarillista y que: no profundiza en las causas que denuncian.
El viernes pasado, en una cafetería de la calle Estrella Polar, en el barrio de la Estrella, cercano a Moratalaz, se reunieron representantes de quince asociaciones, la gran mayoría recientes, de barrios como Vallecas, Fuencarral, Chamberí, Argüelles, Retiro, Salamanca, La Estrella, y del propio Moratalaz. Todos venían de zonas calientes donde en los últimos meses se produjeron movilizaciones más o menos espontáneas: inseguridad ciudadana en Chamberí y Argüelles, rechazo a la creación de un centro de atención a drogodependientes en Vallecas, oposición al realojamiento de vecinos de barrios marginales en Moratalaz o Fuencarral, entre otras.Los reunidos acordaron constituirse en coordinadora, solicitar permiso para una manifestación legal a celebrar el próximo 13 de abril, y elegir a Juan Domingo García, de Moratalaz, como portavoz. A los dos días se conocía la reacción de la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos (FRAV), entidad que agrupa a la mayoría de las asociaciones ciudadanas, y prácticamente a todas las históricas, de Madrid.
Prisciliano Castro, presidente de la asociación de vecinos de Moratalaz Este, y de la FRAV, mostró su preocupación por la situación creada: "Lo grave de este movimiento es que responde a enfrentamientos de unos grupos de vecinos contra otros, propios de personas más o menos acomodadas a quienes molesta la presencia de personas que provienen de barrios con mayores carencias que los suyos propios. No se han preocupado de ir al fondo del problema, de estudiar y atacar las causas que realmente crean la marginación y la inseguridad y todos los problemas que eso origina".
Priscillano Castro es rotundo al afirmar que los vecinos del Pozo del Huevo tienen tanto derecho como cualquiera a disfrutar de viviendas "en condiciones". "También en Moratalaz hay familias sin viviendas, y muchos jóvenes sin posibilidades de obtenerla. Pero tendremos que presionar a la Administración para que se construyan viviendas para todos, no oponerse simplemente al realojo de otros vecinos que llevan casi diez años esperándolo".
El otro caso que ha sido protagonista en las últimas semanas es la oposición de asociaciones y vecinos de Vallecas a la instalación en el barrio de un centro de atención de drogadictos. "En la Federación no conseguimos entender cómo en un barrio tan castigado por la droga alguien pueda decir que no quiere un centro de esas características. Nos parece una falta de solidaridad y tenemos ciertas sospechas de que detrás de esa protesta haya gente del PP. Creí que los vecinos ya sabían que si no hay trabajo, ni oportunidades, hay marginación, y hay inseguridad".
Cero a la izquierda
Juan Domingo García no está en desacuerdo en absoluto con la argumentación de Castro, pero añade, además, que están cansados de sentirse un cero a la izquierda. "En todo Madrid hay un malestar generalizado, una sensación de abandono hacia el ciudadano. La Administración te da largas continuamente, a la espera que el problema se olvide. En Moratalaz, por ejemplo, y a raíz de las manifestaciones, se creó una comisión para estudiar el tema, hace mes y medio, y aún no se ha reunido. Pasa igual en todas partes, y poco a poco empezamos a conocernos gentes que, digan lo que digan, no somos de derechas, y tampoco de izquierdas, en nuestro papel de vecinos. Queremos asociaciones independientes, que sean efectivas y que no estén mediatizadas por intereses partidistas ni de ningún tipo".
García rechaza las acusaciones de racistas que han provocado la oposición al realojo de los habitantes del Pozo del Huevo: "Lo que no admitimos es que los traigan todos en bloque, a un solo barrio, donde hay también gente que necesita casas. Aquí se dan casos de agravios comparativos, porque en otros muchos barrios vive gente en tan malas condiciones económicas como los del Pozo del Huevo, pero que, como no viven directamente en chabolas, se quedan al margen. Y no somos insolidarios. Por supuesto que sabemos que hay que luchar también contra las causas de la marginación. En cualquier caso, la actividad prioritaria para estas nuevas asociaciones son, por ahora, sus propios problemas".
Juan Domingo García y Prisciliano Castro coinciden en no desear enfrentamientos entre asociaciones. "Esperamos que antes de la manifestación del 13 de abril hayamos podido reunirnos para clarificar la situación".
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