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El dialogo del FMLN y Washington sigue esta semana

Antonio Caño

Los progresos en la búsqueda de una solución negociada del conflicto salvadoreño son en gran parte fruto de contactos directos establecidos secretamente entre la Administración norteamericana y la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Están previstas nuevas conversaciones esta misma semana en Washington. Los contactos, primeros en nueve años de guerra civil, no han permitido aún un acuerdo definitivo, porque EE UU no tiene completamente clara la carta que debe jugar, según fuentes cercanas al diálogo en México y en El Salvador.

La guerrilla salvadoreña recibió las primeras indicaciones sobre la necesidad de establecer contactos con Estados Unidos durante la gira que dos comandantes del FMLN realizaron el pasado mes de noviembre por varias capitales latinoamericanas. Ese aspecto fue particularmente tratado durante las conversaciones entre los comandantes Joaquín Villalobos y el presidente de Costa Rica, Óscar Arias.Como consecuencia de las opiniones recogidas en esa gira, la dirección del FMLN hizo llegar en diciembre una carta personal al presidente de EE UU, George Bush, por un intermediario, en la que describía la situación en El Salvador y la necesidad de un diálogo.Los rebeldes habían pronosticado ya que se produciría un cambio en la política norteamericana hacia Centroamérica. La dirección del FMLN valoró especialmente el memorándum presentado a Bush por los ex presidentes norteamericanos, en el que se le advertía que Centroamérica había sido tradicionalmente el principal obstáculo para el logro de un consenso bipartidario en el Congreso, don de los republicanos son minoría.Para facilitar el acercamiento a EE UU, la guerrilla decidió, según fuentes próximas a ésta, retrasar la presentación de su propuesta de participar en el proceso electoral. Inicialmente, esa oferta debía anunciarse el 12 de enero, pero se creyó conveniente postergarla hasta el 23 del mismo mes, después de la toma de posesión de Bush, "para ofrecerle al nuevo presidente una solución".Proyectos de paz

Paralelamente, la guerrilla consiguió el visto bueno norteamericano para que una delegación de nivel intermedio visitase Estados Unidos entre los días 20 y 23 de enero con el fin de explicar sus proyectos de paz a la Administración y a miembros de la Cámara de Representantes y del Senado. A cambio, el FMLN declaró que los intereses norteamericanos en El Salvador dejarían de ser considerados como objetivos militares.

El candidato de Convergencia Democrática a la presidencia salvadoreña, Guillermo Ungo, sirvió de intermediario durante la toma de posesión de Carlos Andrés Pérez como presidente de Venezuela para facilitar una entrevista en Caracas entre la comandante Ana Guadalupe Martínez, de la comisión política del FMLN, y un funcionario del Departamento de Estado que acudió a los actos. En esos contactos, según fuentes presentes en todo el proceso negociador, los representantes guerrilleros apreciaron que la nueva Administración norteamericana "está realmente convencida de que hay una oportunidad para la paz".

Observadores independientes creen, sin embargo, que las conversaciones de finales de enero, a las que han seguido contactos continuos de menor nivel, no sirvieron para despejar todas las dudas sobre el futuro de la crisis salvadoreña.

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En esos contactos, se revelaron distintos puntos de vista entre el Pentágono y la Agencia Central de Inteligencia (CIA), por un lado, más proclives a una solución rápida y negociada, y, por otro, el Departamento de listado, menos receptivo a las propuestas guerrilleras. El Pentágono está muy influido por un informe presentado en marzo de 1988 por un grupo de cuatro tenientes coroneles norteamericanos que trabajaron para la Escuela de Gobierno John F. Kennedy. Ese informe, considerado por distintos medios como la mejor valoración del conflicto desde la perspectiva militar, afirma que "la guerra en El Salvador demuestra que la fuerza, por sí sola, aunque sea empleada eficazmente, nunca es suficiente para eliminar un movimiento insurgente". Los asesores militares norteamericanos no han conseguido desvanecer las sospechas que siempre han tenido hacia la tandona, la generación de oficiales que ocupa los puestos de mando en el Ejército salvadoreño. Si hasta hace meses EE UU consideraba imposible un golpe de Estado en ese país, hoy ese porcentaje no es tan alto. El Salvador, que ha recibido 3.000 millones de dólares de ayuda norteamericana en los últimos ocho años, es el principal beneficiario de la asistencia de EE UU para América Latina.Realismo

Esta situación parece haber obligado a la nueva Administración a una política más realista, como demostró el reciente viaje a San Salvador del vicepresidente Dan Quayle, quien se mostró mucho más comprensivo con las demandas de la izquierda de lo que habían sido todos los funcionarios del Gobierno anterior.

Fuentes diplomáticas en México y San Salvador consideran que la Administración de Bush no tiene todavía elaborada una estrategia definitiva, como demuestra el retraso en la designación del secretario adjunto para América Latina, que será Bernard Aronson, de 42 años, un demócrata que fue un ferviente partidario de la ayuda militar a la contra nicaragüense.

Una muestra de esta indecisión ha sido, según observadores, la propuesta presentada el domingo por el presidente Duarte. Esa propuesta, "seguida muy de cerca" por los norteamericanos, según el portavoz del Departamento de Estado, supone otra vez un intento desesperado de elevar las posibilidades electorales del Partido Demócrata Cristiano. En este sentido, el plan de Duarte parece modificar lo que ha sido la estrategia norteamericana de los últimos dos meses.

La nueva visita, prevista para esta misma semana, de una delegación del FMLN a Washington tiene por objeto, según fuentes informadas, aclarar estos aspectos y analizar los resultados de la reunión de la pasada semana en México entre la guerrilla y los partidos salvadoreños. Durante esas conversaciones estuvieron presentes en el balneario de Oaxtepec, escenario del diálogo, funcionarios del Departamento de Estado de Estados Unidos.

Mientras tanto, en San Salvador, miembros del Frente Democrático Revolucionario (FDR), aliados políticos de la guerrilla, han mantenido en las últimas semanas varias conversaciones con personal de la Embajada de Estados Unidos, que, públicamente, mantiene ahora una menor involucración que en el pasado en los asuntos internos salvadoreños.

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