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La familia de un número 'repuebla' Monteagudo

José Luis Gómez, su esposa y sus hijos cultivarán las tierras que regalaba un campesino turolense

Tomás Daudem Gullén ya tiene quien cultive sus tierras y cuide sus animales. Este jubilado, de 65 años y soltero, anunció el verano pasado que regalaría sus 37 vacas, decenas de hectáreas de terreno y tres casas a una o varias familias que quisieran ir a vivir a su pueblo, Monteagudo del Castillo (Teruel), en la serranía de Gudar.

Tomás ponía dos condiciones a su nueva familia: conocimientos de agricultura para cultivar las tierras, y tener hijos en edad escolar. Su insólita oferta tenía como finalidad "dar vida al pueblo", de apenas 50 habitantes, y evitar así su despoblación. "En el pueblo falta empuje", había dicho. Desde el pasado domingo la solitaria y silenciosa mansión de Tomás se ha llenado de risas y voces infantiles. Son las de Isabel, de ocho años; Verónica, de dos; José Ramón, de 11, e Ignacio, de siete años, los hijos de un matrimonio leonés formado por José Luis Gómez García y Mari Carmen, que ya han recibido el visto bueno de Tomás. Gómez García, un minero de León que ha ejercido de agricultor en Grez (Navarra) y Guillué (Huesca) comenzó a cartearse con Tomás al poco tiempo de conocer su oferta, el pasado mes de agosto. Antes habían sido bastantes las peticiones llegadas a Monteagudo, pero Tomás había dicho: "la familia que venga tiene que gustarme y tengo que verla antes de aceptarla. Luego vamos al notario de Teruel y yo me voy a la residencia. Aunque si me dejan guardar las vacas, pues mejor".El matrimonio leonés se trasladó a Monteagudo la semana pasada, y la buena impresión que causó en Tomás, unida a sus conocimientos de agricultura -tanto él como ella conducen el tractor, lo que ha gustado al jubilado-, así como las características de la familia, con niños pequeños en edad escolar, hacían pensar enseguida que era el firme candidato a quedarse. Sin embargo, algunos vecinos de Monteagudo aventuran que la experiencia no durará mucho, pues no es la primera familia que ven llegar y luego irse.

Opinión dividida

La opinión vecinal está dividida y algunos no comprenden cómo Tomás, con dos hermanos y tres hermanas, una de ellas casada en el pueblo, ha ofrecido sus propiedades a un extraño. Otros, sin embargo, han recibido con expectación a la nueva familia, pues piensan contribuirá a incrementar la población de una localidad que, al igual que otras muchas de Teruel, no hace sino perder habitantes. Tomás no se lleva muy bien con sus parientes ni con los del pueblo. Primero ofreció sus propiedades al Gobierno aragonés y luego a la Cruz Roja, pero nadie se interesó por sus vacas hasta que el verano pasado se decidió a escribir a los periódicos.Tomás estuvo en las minas de Utrillas y en 1959 se fue a Francia, donde, asegura, trabajó para los servicios franceses de inteligencia. En 1966 regresó a su pueblo "Nadie de la familia quería llevar el campo. Si no estoy yo, esto desaparece. He plantado hasta árboles frutales. Pero en el pueblo falta empuje. Por eso me llevo mal con el pueblo, porque no hay desarrollo. El primero en traer maquinaria aquí fui yo. Si viene gente joven con ganas esto será el doble", declaró a este periódico el pasado mes de agosto.

José Luis y Tomás bajaron el otro día a Teruel capital para ultimar algunos detalles de su nueva: situación, entre ellos la escolarización de los niños; al ser cuatro el Ministerio de Educación tendrá que reabrir el próximo curso la escuela cerrada de Monteagudo. González García anda ya atareado en acondicionar su nueva casa y ha iniciado los trámites para solicitar un crédito destinado a rehabilitar el edificio. Mari Carmen reparte su jornada en atender a los niños, preparar la comida y limpiar la vivienda un tanto descuidada por el solitario Tomás. La familia parece entusiasmada con la nueva aventura: los pequeños viven libres en tanto llega la escolarización y los dos chicos, José Ramón e Ignacio, se encargan de cuidar las vacas que cada mañana, a las diez, llevan a pastar a la dehesa.

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