El régimen prosoviético de Kabul se cierra sobre sí mismo
El presidente del régimen prosoviético afgano, Mohamed Najibulá, destituyó ayer a siete ministros de su Gobierno que no eran miembros del Partido Democrático Popular de Afganistán (PDPA) y los sustituyó por militantes de esta formación comunista, integrantes además del Comité Central. La crisis se produjo un día después de la declaración del estado de emergencia y cuando se espera una ofensiva final de la guerrilla sobre la capital, Kabul, y las principales ciudades del país. El Ejército afgano ha reforzado su presencia en las calles de Kabul con tanques y vehículos militares cargados de personal armado y numerosos soldados apostados en los tejados de los principales edificios.
ENVIADA ESPECIALFuentes diplomáticas aseguran que los cambios en el Gobierno de Najibulá suponen un cerrar filas en torno al partido. La declaración del Estado de emergencia ha supuesto la disolución del Parlamento y la transferencia de los poderes de éste al Consejo de Ministros.Los relevos se producen pocos días después de que el espionaje de la resistencia islámica in formara en la ciudad paquistaní de Peshawar de que el ministro de Defensa, Shanawaz Tanai preparaba un golpe de Estado contra Najibulá.
[El presidente afgano afirmo anoche, en un mensaje televisado, que tenía "la firme intención de no recurrir a una política extremista" y lanzó un nuevo llamamiento a "estrechar filas" contra la oposición armada, según la agencia Tass, informa France Presse. Najibulá se dirigió a sus "compatriotas, en particular a los clérigos, a los militares, a los empresarios y comerciantes privados, a los miembros del PDPA [partido comunista afgano], a la juventud y a todas las fuerzas patrióticas del país". El presidente afgano instó, paralelamente, a "los comandantes de los grupos armados de oposición a volver a la acción pacífica, alejarse de los que se pronuncian por la continuidad de la guerra y no dejarse utilizar por los interese de otros", según las mismas fuentes. "Declaro a mis compatriotas que el PDPA, sus aliados políticos y el Gobierno favorecerán el diálogo con la oposición en el marco de la política de reconciliación nacional", agregó Najibulá].
Mientras tanto, los comandantes de la guerrilla musulmana, cansados de la diferencias que dividen a los líderes de los siete partidos que integran la Alianza, les presionan para que finalicen el Shura (consejo consultivo) que los retiene en Islamabad. Con el estado de emergencia en Afganistán se palpa el nerviosismo entre los más de 200 comandantes de la resistencia que han abandonado el campo de batalla para asistir al Shura Fuentes muyahidin criticaron anoche la prolongación de la sesión y dijeron que sus jefes "tiene que volver ya a Afganistán para iniciar la última etapa de la guerra".
El sábado se anunció que ayer se celebraría la última sesión, en la que se aprobaría la elección de los miembros del Gobierno provisional. Pero los partidos moderados, que se oponen al nombramiento de Ahmed Shah como primer ministro, continuaban anoche sin decidir si participarían en el Gobierno de éste o no.
Serias diferencias
Después de 10 días de reunión, que han probado las serias diferencias que separan a la guerrilla afgana, la agencia oficial de noticias de la resistencia anunció el nombramiento de Mohamed Nabi Mohamadi como presidente de la Alianza que agrupa a los siete partidos suníes. Ello lo convierte en el presidente del Afganistán libre. Asimismo, se indicaba que la jefatura del Gobierno había recaído sobre Ahmed Shah, un fundamentalista de la escuela religiosa wahabí.Mohamadi, un moderado que lidera el partido más pequeño de la Alianza, permanecerá como jefe de Estado por un período de ocho meses, el tiempo necesario para que la resistencia pueda hacerse con el país y organizar unas elecciones libres. Él ha sido el único dirigente moderado en proponer a tres políticos de su partido para el Gobierno.
De los cuatro partidos radicales, sólo Jamiat Islam¡, liderado por Burhanudin Rabani, cuyas diferencias con Ahmed Shah son notorias, no presentó la lista de sus candidatos al supuesto Gobierno de 30 ministros y cinco consejeros. En Peshawar se recibían anoche con visible descontento las últimas noticias del Shura mientras se preparaban camiones y vehículos todo terreno para activar la relativa calma que han vivido los frentes de combate durante estos días.
Fuentes del Hezbi Islam¡, que lidera Yunus Jalis, dijeron a la enviada especial de EL PAÍS que tanto el Shura como el duro invierno que azota Afganistán están retrasando el logro de una estrategia común que ponga fin al régimen de Najibulá. Según los mismos medios, "la ofensiva debe realizarse en Kabul, el corazón de Afganistán". "Liberado Kabul, el resto de las ciudades se entregará sin disparar un tiro", manifestaron. Es un punto de vista que no comparten todos los partidos.
Las fuentes dijeron que las condiciones climáticas son tan duras en provincias como Gazni (en el Este), que se ha llegado a un pacto entre las tropas gubernamentales y los muyahidin que sitian las ciudades por el que se ha establecido una línea divisoria a través de la cual no se dispara y que ningún bando debe cruzar.
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