Telefónica y el INI se disputan el control de la fusión entre sus empresas filiales Entel y Eria

La Compañía Telefónica y el Instituto Nacional de Industria (INI), que han puesto en marcha un proceso de reestructuración de sus actividades industriales en el sector electrónico, mantienen criterios divergentes para la creación de su nueva filial conjunta de software, producto de la fusión entre la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (Entel) y Eria. Tanto un grupo como el otro no están dispuestos a ceder sus actividades estratégicas a una sociedad no controlada directamente por ellos.

La concentración de activos entre ambas empresas, apoyada por el propio ministro de Industria y Energía, Claudio Aranzadi, daría lugar a la creación de una "gran empresa de capital español", con un volumen de alrededor de 10.000 millones de pesetas, en un sector controlado gradualmente por los grandes grupos multinacionales. Junto a la suma de la cifra de negocios de ambas sociedades, la consolidación de la nueva compañía se vería beneficiada por la multimillonaria demanda de este tipo de servicios que tienen tanto el INI como Telefónica. Ambos grupos han acordado ceder sus activos en el área de¡ software a una nueva compañía, con una participación proporcional de cada uno de ellos, en la empresa resultante.Inisel, la cabecera del instituto en el sector electrónico, estima que tanto el control del capital como la gestión de la empresa fusionada deben mantenerse en manos del grupo público. Esta situación de control "está garantizada" por los acuerdos de principio suscritos en su día por Telefónica para la creación del grupo de telecomunicaciones en tomo a Amper y de la posterior fusión Entel-Eria, según las fuentes consultadas. Las mismas fuentes señalaban que el control por parte del grupo público de la nueva sociedad contaría incluso con el visto bueno del Ministerio de Industria, que ha venido tutelando el proyecto de reordenación del sector.

Telefónica estima, sin embargo, que una fusión entre los activos de ambas empresas debe llevarse a cabo bajo control de Entel, la mayor de las mitades de la sociedad resultante si se fusionan en su totalidad. Este desequilibrio habría de compensarse económicamente o retirando parte de los activos que en principio deberían incluirse en la nueva sociedad.

La polémica por el control de la futura compañía de servicios informáticos se centra en una serie de actividades estratégicas -tanto de Eria con el INI como de Entel con Telefónica- que ninguno de los dos holdings está dispuesto a ceder a un grupo ajeno a su gestión directa.

Ambas partes habrían mantenido contactos para definir la línea de las actividades a transferir en uno y otro caso, que "ha de salvaguardar los intereses estratégicos de ambos grupos, sin desvirtuar la fusión", según fuentes próximas a la negociación. Entre estos contactos figura el realizado por el nuevo presidente le Telefónica, Cándido Velázquez-Gaztelu con el propio Claudio Aranzadi.

Guerra submarina

Por otra parte, y dentro del programa de reestructuración de la industria de electrónica de defensa, la propia Inisel y la Empresa Nacional Bazán crearán una filial centrada en el suministro de sistemas de armas para barcos (guerra submarina). La nueva sociedad, con sede en Cartagena, prevé beneficiarse del gradual protagonismo español en las tareas de Defensa del Estrecho de Gibraltar prevista por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Las activos a integrar por Inisel en la nueva filial suman un volumen de negocios de más de 2.000 millones.En lo que concierne al grupo nucleado en torno a la integración de Inisel y Ceselsa, el objetivo del holding público apunta a una concentración por segmentos de especialización, de tal modo que las dos empresas controlen, en cada caso, las unidades de producción en las que cuentan con mayor capacidad industrial y operativa.