La derecha y los comunistas acusan a Mitterrand de viraje político
La oposición de derechas interpreta la intervención televisiva del Presidente de la República Francesa, François Mitterrand, como un giro a la izquierda, que se desprendería de sus posturas en política interior, al descartar un cambio de alianzas, y de su defensa de la economía mixta. Los comunistas, por el contrario, estiman que Mitterrand ha reforzado la "apertura hacia la derecha". Los medios financieros han reaccionado con perplejidad a las críticas de Mitterrand al "dinero fácil".
"Nueve meses después, la Francia unida -eslogan de las elecciones presidenciales- ha parido un presidente que vuelve a ser socialista", afirmó Alain Lamassoure, portavoz de la Unión por la Democracia Francesa (UDF). Alain Madelin, secretario general del Partido Republicano, ve en la intervención de Mitterrand "el fin de una doble ilusión, la ilusión de la apertura y la ilusión de la modernización del socialismo, y el retorno al arqueosocialismo".
El presidente de la República recordó el domingo en TF-1 que en el año 1981 había sido elegido con el apoyo de la unión de la izquierda y manifestó su esperanza en mantener la unidad de las fuerzas populares. A continuación, definió la apertura como una adhesión al proyecto socialista de otras formaciones que representan una voluntad de modernización, pero advirtió que por apertura no había que entender "un pacto de gobierno con los centristas rechazando a todos los demás y cambiando las alianzas".
Esta definición fue inmediatamente calificada de "clarificación definitiva" por Pierre Mauroy, primer secretario del Partido Socialista (PS), a quien los rocardianos consideran un enemigo de la apertura, partidario del pacto con los comunistas. Charles Fiterman, miembro del buró político del Partido Comunista (PCF), destacó, sin embargo, que Mitterrand "ha confirmado su voluntad de proseguir una política de orientación y de apertura hacia la derecha".
