El jefe de la brigada anticorrupción, trasladado a Teruel
José García Fernández, de 47 años de edad, ha sido nombrado comisario provincial de Teruel, tras ser relevado de su puesto de jefe de la sección de Régimen Interior, conocida popularmente como brigada anticorrupción. Esta unidad, que actuaba bajo las órdenes directas del subdirector general operativo de la Policía, Agustín Linares, fue creada a raíz del descubrimiento de la llamada mafia policial en relación con el caso Nani.
García, que ingresó en la policía en el mes de febrero de 1964, aprobó la última oposición al comisariado, conocida en el cuerpo como "la promoción Pablo Iglesias". Recientemente fue designado para ocupar la vacante de jefe provincial de la comisaría de Teruel, una plaza considerada profesionalmente como de segunda categoría.
El comisario García Fernández fue la bestia negra de la llamada mafia policial, al actuar como uno de los principales acusadores en asuntos como el de Santiago Corella, el Nani, o la desaparición del joyero Mariano Loriente.
En medios policiales se piensa que el traslado del comisario García es una especie de castigo por el fracaso de sus pesquisas en relación con la denominada mafia policial de Santander, origen de las investigaciones que culminaron con el juicio del caso Nani. De hecho, prácticamente todos los agentes procesados en Cantabria resultaron absueltos.
Hasta el momento, el mando de la brigada anticorrupción está desempeñado por el inspector jefe Domínguez, que actuaba como segundo de a bordo del hoy comisario García. Círculos policiales sostienen que en la época de éste se hicieron algunos asuntos encaminados a cortar la corrupción, "pero menos de los que hubiera sido deseable".
Asuntos internos
La sección de Régimen Interior que administrativamente depende de la División de Personal de la Policía, cuenta en la actualidad con treinta y un funcionarios, 18 de los cuales son inspectores y el resto agentes de la escala básica. Entre estos último hay dos mujeres.Fuentes policiales han asegurado que José María Rodríguez Colorado, director general de la Policía, se ha mostrado repetidamente partidario de crear una especie de departamento de asuntos internos, similar al que funciona en la mayoría de los países occidentales para depurar las conductas de sus propios funcionarios. Sin embargo, los mismos medios temen que "la idea no acabe de cuajar por culpa del tradicional corporativismo que hay en la policía".
Rodríguez Colorado, según un portavoz oficial, "tiene la firme voluntad de potenciar esa brigada", como lo probaría el hecho de que en fecha próxima "se incorporarán a la misma otros diez o doce inspectores".
La misma fuente oficial reconoció que "hay dificultades para seleccionar a los nuevos miembros" de la brigada y añadió que el director general tiene una gran preocupación por acabar con los casos de corrupción, pese a que estos no son numerosos".
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