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Detenida en La Coruña una mujer de 24 años como presunta miembro de los 'guerrilleiros'

La policía ha detenido a otra presunta integrante del Exército Guerrilleiro do Pobo Galego Ceibe (EGPGC), Manuela Vázquez Cerradas, de 24 años, vecina de La Coruña, e intervenido varios pisos, en alguno de los cuales encontró diverso material de la organización responsable del atentado que costó la vida al guardia civil Benedicto García y heridas graves a su compañero Antonio Pérez Freire. Los tres detenidos en las operaciones policiales fueron puestos a disposición de la Audiencia Nacional a las cinco de la mañana de ayer, y al parecer han sido trasladados a la Dirección General de la Guardia Civil, en Madrid.

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Asimismo, sobre las seis de la tarde de ayer fue detenido en Vilachá, en la zona que rastrea la Guardia Civil, un joven cuya identidad no ha sido facilitada Esta persona infundió sospechas porque entró en una taberna del pueblo a comprar tabaco y un pastel y presentaba un rasguño en una mano y rastros de hierba en la ropa.Según el gobernador civil de La Coruña, Ramón Berra, las informaciones obtenidas en el interrogatorio de los dos presuntos terroristas detenidos después del atentado han permitido elaborar una lista de 32 personas (profesionales liberales, comerciantes y estudiantes) sospechosas de pertenecer al Exército Guerrilleiro o de colaborar con él. "En los próximos días", anunció, "habrá más detenciones".

El Gobierno Civil reconoció ayer que los dos primeros integrantes del comando que actuó la madrugada del jueves en Irixoa son Ramón Piñeiro Beiro, de 40 años, natural de Carnota (La Coruña), conocido como el Tupa por su vinculación familiar con Uruguay, y Manuel Quintans López, de 26, nacido en Arzúa. Ambos admitieron su participación en la emboscada a la patrulla de la Guardia Civil y su pertenencia al EGPGC, según citó Berra, y achacaron a los otros, Francisco Filgueiro Domínguez, de 29 años, natural de Lousame, y Josefa Rodríguez Porca, de 24, natural de Irixoa, la autoría de los disparos.

Jorge Álvarez Anido, el vigilante que fue asaltado, despojado de su arma y abandonado atado a un coche, se presentó en la jefatura de policía después de su primera declaración acompañado de su padre y un hermano, para informar que era amigo de los dos detenidos Según Ramón Berra, abandonó libremente las depedencias policiales al no establecerse complicidad alguna. Informaciones de que en la tarde de ayer estaba siendo interrogado en la comandancia de la Guardia Civil coruñesa no pudieron ser confirmadas ni desmentidas por el Gobierno Civil.

De las declaraciones de los detenidos se desprende que la responsable del grupo era Josefa Rodríguez. El comando, con datos proporcionados por ella, originaria de la zona, esperó en vano durante cuatro días el paso de la patrulla. Finalmente, Josefa Rodríguez ordenó llevar a cabo la operación atrayendo a los agentes con un accidente fingido, debido a que vencía el plazo de entrega del Ford Fiesta alquilado (a las nueve de la mañana del día de los hechos) a la escasez de medios económicos para retenerlo más días. Curiosamente, el propietario de la empresa de alquiler comentó que tendría que haberles devuelto parte de las 12.000 pesetas que habían depositado, porque habían hecho menos kilómetros de los previstos.

Los ocho disparos que recibió Benedicto García fueron realizados en su mayoría con el arma que habían sustraído al vigilante nocturno y alguno con un revólver de pequeño calibre (6,35 milímetros). El guardia Antonio Pérez Freire salvó posiblemente la vida porque los seis tiros que impactaron en su cuerpo procedían del pequeño revólver -"un arma femenina", según Ramón Berrana que presumiblemente manejó Josefa Rodríguez.

Atentar contra la patrulla

La versión oficial del suceso no encuentra explicación para el botellín de cloroformo y el algodón con que intentaron anestesiar en un primer momento a Benedicto García. "Esa cantidad de cloroformo no dormiría a un niño", señaló el gobernador, que desmintió la hipótesis de que el fin de la operación terrorista pudiera haber sido un secuestro o un asalto al cuartel, ya que los detenidos reconocieron que su objetivo era atentar contra la patrulla.Piñeiro y Quintans, de acuerdo con la versión oficial difundida ayer en conferencia de prensa, fueron sorprendidos por los efectivos de la Guardia Civil que había alertado el agente herido apenas un minuto después de los hechos. Josefa Rodríguez, con un buen conocimiento de la zona, seguida por Francisco Javier Filgueira, pudo huir y las posibilidades de encontrarlos no son demasiado elevadas. Ayer, el rastro que habían seguido durante nueve kilómetros los perros se perdió en la orilla de un río.

Unos 60 guardias civiles, auxiliados por un helicóptero, continuaron ayer las labores de búsqueda en la zona -una de las de mayor actividad de los maquis durante la posguerra-, cubierta de bosque y con un terreno accidentado.

Hasta ahora, los hallazgos consisten en dos armas -la del vigilante y la del agente muerto- y el Carné de la central nacionalista INTG de Ramón Piñeiro. Por el momento no se ha registrado ninguna reivindicación fiable del atentado, aunque sí se produjeron tres llamadas (al diario La Voz de Galicia y a dos empresas públicas) que amenazaban con más muertes y a las que la investigación no concede crédito.

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