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Lu Szu Ching y el 'macramé'

La actividad de los 50 centros de cultura municipales delata falta de dinero

Tertulias sobre Cómo mejorar nuestro centro, las actuaciones de los payasos Kakito y Lolete y del grupo de danzas saharaui El Uali, campeonatos de chapas, talleres de maquillaje de fantasía y macramé, cursillos para la mujer sobre los principios básicos de la electricidad, bailes con el organillo del maestro Izquierdo y concierto a cargo del violinista chino Lu Szu Ching son algunos de los actos que el año pasado programó el medio centenar de centros culturales de distrito del Ayuntamiento de Madrid. Para unos constituyen acicates primordiales de actividad cultural en los barrios. Desde fuera, muchos ven falta de imaginación en la programación. Desde dentro, aluden a los presupuestos cortos.

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El presupuesto por distrito para centros culturales en 1989 arroja una media de 34 millones (un 4% más que en 1988), cantidad claramente insuficiente, según los responsables de los centros. El reparto de dinero se hace según unos baremos establecidos de acuerdo con la programación, la extensión del local y las aulas. El distrito de Salamanca, por ejemplo, sólo posee un pequeño centro, el de Buenavista, con un presupuesto para este año de 15 millones. Sin embargo, el único de Chamartín, el Nicolás Salmerón uno de los primeros en abrirse, en 1983, se lleva 33 millones Chamberí es otro distrito con sólo un local, el Galileo. Su presupuesto para este año supera los 43 millones. El personal fijo suele estar compuesto por un director y un auxiliar administrativo, rnás tres ordenanzas."Ofrecer cultura de calidad resulta carísimo", afirma Antonio Chapero, consejero técnico de Cultura del Área de Coordinación y Participación del Ayuntamiento y encargado de la orga nización general de los centros "Sería interesante fomentar la iniciativa privada, conseguir pa trocinadores de los actos, ahora prácticamente inexistentes".

2.600 actos

Durante 1988, los centros culturales de distrito ofrecieron alrededor de 2.600 actos. La proyección de películas acaparó casi la cuarta parte de lo programado. Hubo algunos de reciente creación, como El Madroño (Vicálvaro), que llenaron buena parte de su horario de actividades con el cine. También se ha insistido especialmente en el teatro, con un 12% del total; las conferencias y las actividades para niños, con porcentajes entorno al 10% cada una. Los conciertos musicales han supuesto un 7%; las exposiciones, un 6%; campamentos, el 5%; baile y danza, 4%, y viajes, un 3%.Entre los talleres, los cursos de fotograflia, gimnasia, pintura, dibujo, danza y yoga son los más repetidos. "Hay gente que critica que programemos cursos de macramé", señala Chapero. "Yo comprendo que no son un derroche de creatividad, pero sirven para potenciar la socialización entre determinados grupos como las amas de casa. Macramé y gimnasia de mantenimiento, por poner dos ejemplos, sirven a muchas mujeres para salir de casa y evadirse de su vida cotidiana. Son talleres que pide la gente, y la demanda hay que atenderla".

Sin embargo, personas que trabajan dentro del Ayuntamiento critican fuertemente la política seguida y dudan si la modestia de las propuestas se debe a falta de dinero o a falta de imaginación.

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Cada uno tiene sus características peculiares. El teatro es el punto fuerte del Galileo (Cham berí), las exposiciones de la Casa de Vacas (Retiro) y la dinamización juvenil del Hortaleza. Sin embargo, hay cosas que no cambian: bailes para la tercera edad, charlas-coloquio con personajes famosos, actuaciones de corales, cursillos de orientación a la mujer, números circenses, conferencias y aulas sobre temas de ecología y arte, títeres, películas cómicas, zarzuela, teatro musical infantil y visitas a museos.

"Algo está claro", afirma Chapero. "Ante la tendencia de la empresa privada a cerrar cines y teatros, los centros culturales son el único equipamiento cultural de muchos barrios. Nuestro deber es ante todo crear espectadores, hábitos de espectador".

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