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El papel dirigente del PCUS es todavía insustituible, según el director de 'lzvestia'

Pilar Bonet

La revisión del papel dirigente del partido comunista que han emprendido otros países socialistas europeos, como Hungría, es inadecuada en la actual reforma constitucional soviética, en opinión de Ivan Laptev, el director del periódico gubernamental Izvestia, miembro suplente del Comité Central y uno de los 100 candidatos del PCUS a las elecciones parlamentarias del próximo 26 de marzo. Para el periodista no hay en la Unión Soviética ninguna fuerza social capaz de sustituir al PCUS como dirigente y núcleo del sistema político y económico.

En una conversación con EL PAÍS, Laptev, de 56 años, manifestaba que la revisión del papel dirigente del partido no puede plantearse ahora porque "no hay otra fuerza política en la sociedad que pueda asumir el papel que desempeña el PCUS". La Constitución soviética, en su artículo 6, califica al PCUS como "la fuerza dirigente y orientadora de la sociedad soviética y el núcleo de su sistema político", cuyas funciones, entre otras, consisten en determinar la perspectiva general de desarrollo de la sociedad, la línea de la política interior y exterior e "imprimir un carácter sistemático y científicamente fundamentado a su lucha por el triunfo del comunismo".Laptev no cree que las condiciones soviéticas impidan el surgimiento de otros partidos. "¿Por qué no va a haber condiciones? Hace dos o tres años hubiéramos dicho que no las había para que surgieran los frentes nacionales o para separar las funciones entre el partido y el Estado, y mire cómo se han desarrollado las cosas".

Pluripartidismo lejano

El pluripartidismo, que no es parte del programa de reforma política de Gorbachov en la actual etapa, es defendido por algunos sectores institucionales soviéticos (juristas, intelectuales, funcionarios) como elemento inevitable de la democratización de la URSS."Los partidos no surgen por encargo", afirma Laptev. "No se puede organizar un sistema pluripartidista. O surge o no surge. Sería la primera vez en la historia que los comunistas nos organizáramos especialmente unos adversarios políticos. Nadie se crea unos adversarios políticos a sí mismo. Los partidos surgen cuando hay determinadas capas sociales que piden la expresión de sus intereses", señala.

"La salida a la calle de varias personas que se declaran de un partido no significa que lo sean. Lo son cuando representan a un grupo social, y yo no veo que exista una capa de nuestra sociedad que quiera encargar la defensa de sus intereses a otro partido".

Laptev, que comenzó su carrera en Siberia y ocupó diversos cargos en el periódico Pravda entre 1978 y 1984, dirige Izvestia desde 1984, un año antes de la llegada de Gorbachov al poder. A diferencia de Victor Afanasiev, el director de Pravda, que es considerado un representante de los sectores conservadores, Laptev se ha ganado un prestigio de centrista ponderado gracias al nivel informativo alcanzado por Izvestia. Las diferencias entre el periódico gubernamental y el periódico órgano del partido han podido verse en el tratamiento de los conflictos nacionalistas, que en el caso de Izvestia ha sido más actual y equilibrado que en Pravda.

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Las divergencias entre Izvestia y Pravda se expresaban claramente el 18 de enero, cuando el primer periódico publicaba un artículo favorable para el director de la revista Ogoniok, Vitali Korotich, quién el mismo día por la mañana había sido atacado por siete intelectuales conservadores (seis escritores y un director de cine) en Pravda.

Ley de prensa

La glasnost o transparencia informativa, de la que Korotich se ha convertido en un símbolo, va a ser reglamentada en una ley de Prensa en cuya redacción ha tomado parte Laptev. La ley de Prensa, nos dice, está a punto para ser discutida públicamente, previo debate en la comisión ideológica del partido."La ley debe proteger a los periodistas, pero también pedirles responsabilidades. Muchos periodistas quisieran que la ley fuera sólo en su beneficio, y algunos representantes del aparato quieren que sea un método de control. Hemos hecho muchas variantes y hemos estudiado la legislación de todos los países socialistas y la experiencia mundial. Es la primera vez que adoptamos una ley de Prensa, y ésta debe defender la política de glasnost.

"En nuestro país no hay una ley sobre secretos estatales, y muchas de las normas sobre los secretos las dictan los ministerios. La ley debe establecer unas fronteras claras sobre los motivos para negar información a un periodista y la responsabílidad de una negativa infundada. Por otro lado, la ley debe defender a la sociedad de la desinformación y pedir responsabilidades a los periodistas. No estamos acostumbrados a la responsabilidad jurídica. Tenemos responsabilidad del partido, social pero no jurídica. A veces nos demandan en el juzgado por criticar a alguien y alegando haber sufrido un perjuicio moral, pero los tribunales pueden aceptar o no aceptar estas querellas".

¿Contempla la ley de Prensa la posibilidad de crear una publicación independiente basada en principios comerciales y sin una organización política o social detrás?. "¿De dónde sacarían dinero, máquinas, papel?", exclama Laptev, que se queja de tener la tipografía desbordada, trabajando 17 horas al día para producir los 11 millones de ejemplares diarios de Izvestia y las 14 revistas que se imprimen en los talleres del periódico. Laptev es reticente ante las empresas espontáneas de edición.

Revistas independientes

"Admito que pueda surgir una editorial cooperativa, pero no simplemente espontánea, sino reconocida por el Estado"."Esta sólo surgirá", añade, cuando tengamos reservas de papel y de capacidad de impresión, sólo entonces. En ordenadores japoneses se pueden editar Glasnost o Express Jronika (dos revistas disidentes Samizdat o de confección casera) a base de 100 ejemplares para que los difundan ustedes por el mundo. Si hablamos de editoriales serias, en nuestras condiciones un periódico tiene que tener una tirada de 600.000 ejemplares por lo menos para ser rentable. Imagínese una cooperativa de esas dimensiones", concluye.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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