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El agua potable de la ciudad de Zaragoza tiene color, olor y mal sabor

El agua que sale por los grifos de las viviendas de Zaragoza tiene olor, color y mal sabor. El Instituto Municipal de la Salud reconoce que, aunque está garantizada la salubridad y el agua es potable, la mezcla de los residuos orgánicos que arrastra el Canal Imperial, del que se abastece la ciudad, con el cloro del tratamiento origina el olor, color y sabor actuales.

El Ayuntamiento realiza hasta siete análisis diarios del agua y la calidad de la misma es tema de conversación entre los zaragozanos. Las ventas de agua embotellada se han incrementado en un 30%. Vuelve a ser actualidad la vieja idea de que Zaragoza, una ciudad con unos 700.000 habitantes, necesita otras fuentes de suministro alternativo además del río Ebro, altamente contaminado, del que se nutre el Canal Imperial.Una alternativa que se baraja sería coger el agua del pantano de Yesa, en el río Aragón, que precisaría ser ampliado con unas obras superiores a los 15.000 millones de pesetas y que supondrían la inundación de algunos de los pueblos próximos. Los ecologistas y los vecinos de los pueblos afectados se oponen a estas obras, que garantizarían además el regadío de 90.000 hectáreas.

La mayor contaminación del Ebro procede de la materia orgánica de los residuos urbanos e industriales, además de la salinidad del agua como consecuencia de los regadíos. Sólo una capital de provincia, Vitoria, de toda la cuenca del Ebro tiene un sistema adecuado de depuración de aguas residuales. El resto de las ciudades arroja al río sus desagúes sin ningún tipo de tratamiento.

El Ayuntamiento de Zaragoza y la Confederación Hidrográfica del Ebro firmaron recientemente un convenio, según el cual, de los 932 millones de pesetas que la corporación municipal tiene que pagar en concepto de canon de vertidos de aguas residuales al río, revertirán al municipio 792 millones para que los destine a la construcción de depuradoras de agua. Se trata del primer acuerdo de estas características entre un ayuntamiento y la Confederación del Ebro tras la entrada en vigor de la ley de aguas. Asimismo, próximamente entrará en funcionamiento una depuradora y antes del verano se adjudicarán las obras de otra con un coste de casi 10.000 millones, que paliarán en parte el problema.

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