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Heese pone orden en Malta

Para la expedición española a Malta, uno de los mayores retos consiste en olvidar la reputación de cenicienta ostentada por el equipo rival. Olvidar que la isla de Malta cuenta con sólo ocho equipos. Olvidar que en 93 partidos internacionales la selección de la cruz negra ha cosechado 13 victorias, 15 empates y 65 derrotas, marcando 58 goles y encajando 255 a un promedio que roza los cuatro goles por partido. Olvidar que entre tanta goleada los malteses han hecho diversos amagos de retirarse de las competiciones oficiales. OIvidarse del famoso 12-1 en Sevilla el 21 de diciembre de 1983. Y en su lugar, acordarse del raquítico 2-3 arañado in extremis por España en mayo del mismo año.Los malteses han aprendido a vender caras sus derrotas porque han adquirido mayor resistencia futbolística gracias a un alemán, el seleccionador actual, Horst Heese.

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A las órdenes de Heese, la selección maltesa consiguió en 1988 el mejor paImarés de su historia: cuatro victorias (frente a Túnez, Finlaldia, Chipre e Israel), tres empates y sólo dos derrotas, con un balance de 13 goles a favor y 11 en contra. A modo de comparación, Malta había sumado durante toda la década precedente cinco victorias (Indonesia, Tailandia, Túnez, Islandia y Jordania).

Tras la cosecha de 1988, los estadísticos pueden señalar que en un solo año Malta se anotó el 30% de las victorias de su historia y el 22% de sus goles.

Portugal, Suiza y Hungría

Amistosos aparte, Malta ya roba puntos en competiciones de elite. En la Eurocopa de 1988 conquistó frente a Portugal su primer punto en campo contrario en toda la historia de la competición. A la postre empató en casa con Suiza con un gol en el último minuto. Hace seis semanas Busuttil apareció de nuevo en el minuto 90 para sellar un empate a dos frente a Hungría.

Todo esto no quiere decir que Heese haya convertido a Malta en potencia mundial desde que sustituyó al búlgaro Dobrev, hace poco más de un año. Sin embargo, el trabajo del risueño rubio, sumado a los avances realizados por la federación maltesa, ha prestado mayor consistencia al fútbol de la rocosa islá mediterránea.

Los visitantes ya no se ven obligados a morder el polvo y torcerse los tobillos en los baches del antiguo terreno de Gzira. El estadio Ta'Qali, construido, dicen, con el dinero libio del coronel Gadafi, presume de hierba y de una capacidad para 35.000 personas.

Nadie puede decir que el césped sea infrautilizado. Allí se disputan todos los partidos de la división de honor maltesa, y una jornada de liga consiste en dos partidos seguidos durante la tarde del sábado y los dos restantes al día siguiente. Obligado a jugar siempre en el mismo escenario, resulta comprensible que el futbolista maltés no esté acostumbrado a jugar en campo contrario.

En Ta'Qali también se encuentra la escuela de fútbol establecida de la federación y promovida con el lema "Amo el fútbol". Bajo la tutela de Heese y dos técnicos -Pippo Psaila y el sacerdote Hilary Tagliaferro-, reciben una educación futbolística unos 300 jóvenes de edades entre 10 y 16 años. Según los malteses, ya se notan mejorías en la selección juvenil, y dos graduados, el defensa Joe Brincat y el portero Reggie Cini, han sido incluidos en el equipo para el partido del domingo.

Malta ha llegado incluso a cotizar tímidamente en la bolsa internacional. Carmel Busuttil, la figura actual del fútbol maltés gracias a su racha goleadora, abandonó el Rabat Ajax hace dos años para enrolarse en el Verbania, un tercera italiano. Y el goleador acaba de pasar al Racing Genk, colista de la liga belga. Junto a John Buttigeig, recién emigrado al Brentford de la tercera división inglesa, son los extranjeros de la plantilla actual.

Tácticamente, Heese es suficientemente realista para aceptar que su selección está condenada a rodar a remolque de sus rivales, y corta su limitada tela a las medidas de sus clientes. Si bien prefiere actuar con cinco defensas en campo contrario, suele arriesgar un 4-3-3 o incluso un 3-4-3 en casa.

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