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Penalizaciones

Las penalizaciones se están aplicando este año con el máximo rigor en el Rally París-Dakar porque el control deportivo de la carrera-aventura lo ha dejado la organización en manos de los comisarios internacionales. El director de la prueba es precisamente un español, Javier Brugué, quien expone: "Ciertamente, en esta oportunidad estamos teniendo pocos problemas. La organización se dedica a lo suyo, a organizar, y los jueces nos dedicamos a lo nuestro, a juzgar, a controlar". Ayer, sin embargo, se dio la paradoja de que un vehículo correspondiente a los organizadores atropellase a un anciano indígena, que resultó con fracturas diversas.

Ya se han impuesto varias sanciones por rebasar el límite de velocidad estabIecido al paso por los poblados para tratar de impedir cualquier accidente. Oscila entre los 50 y los 80 kilómetros por hora y su control se realiza por rádar. "Los pilotos que van en la cabeza de carrera son precisamente los que más respetan las limitaciones", afirma Brugué. La primera sanción consiste en una multa de 65.000 pesetas, cuyo destino es la ayuda a los países africanos; la segunda, en una hora de penalización, y la tercera, en corto y por derecho, la descalificación.

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En los últimos días también se han realizado diversas verificaciones en los motores de los vehículos, ya que está prohibido cambiar alguna de las piezas básicas de los mismos. "En estos casos, hemos sido indulgentes", confiesa Brugué, "porque el castigo por levantar los precintos es la descalificación, pero, como se trataba de gente muy retrasada en la clasificación y que sólo persigue llegar a Dakar, se les ha penalizado tan sólo con 50 horas". Casi, casi, ni lo han notado.

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