¿Será mejor si empieza bien?

El ejercicio bursátil ha comenzado con toda la buena voluntad esperada y presentida, al menos, por los que compraron a crédito el viernes. El interés porque todo empezara bien era general, aunque no recibió la compañía de un dinero abundante. Y es que el optimismo con el que se ha recibido el nuevo año ha llegado acompañado de un volumen de negocio muy reducido, que limita bastante su credibilidad y sus posibilidades a más de un día.Las alzas de ayer, con ser casi generales, se debieron más a la retirada del papel que a una apuesta clara de los compradores. Parte del escaso dinero que acudió a la cita procedía de las apresuradas ventas de los últimos días por parte de aquellos que querían realizar minusvalías. El motivo fiscal ha concluido con el año y conviene retomar posiciones a bajo precio; además, muchos valores han comenzado en lo que fue su nivel mínimo.

El atractivo de algunos precios, sin embargo, tiene como contrapeso todos los problemas pendientes del pasado reciente. Las posibilidades de un nuevo endurecimiento monetario no han cedido, a pesar de que los tipos de interés han alcanzado ya un nivel que encarece bastante el endeudamiento de las empresas. Éste es un problema heredado y del que aún no se entrevé el punto final, pero no es el único. Hay que sumarle unos beneficios que en muchos casos no han sido todo lo elevados que se había previsto.

Como problema de mercado queda pendiente la digestión de unos apoyos de fin de año que pueden pasar la factura en cuanto los precios lo permitan. Ahora sólo falta poner el dinero encima de la mesa y recordar que la contratación por corros sigue funcionando.