Chicos y no tan chicos
El concierto del coro de niños de Harlem es de esos que se escuchan con sentimientos contradictorios. De Harlem sí daban la impresión de ser, pero niños ya no tanto. Algunos parecían más bien señores bajitos, y otros no peinaban canas porque la calvicie se lo impedía. El director del coro era un doctor: el doctor Walter Trumbull, que se tomaba su cometido con mucha pasión y sentimiento.De la primera parte hay que destacar unos espirituales negros que fueron lo mejor del concierto. Los arreglos acentuaban la dificultad de las canciones, y en ocasiones las estropeaban un poco a fuerza de rizar el rizo. Gracias a que casi no hubo amplificación, se pudo relacionar cada voz con su propietario, cosa que siempre gusta y permite atribuir la responsabilidad de los solos a quienes los cometen.
The Boys Choir of Harlem
Teatro Monumental. Madrid, 26 de diciembre.
Para la segunda parte, chicos y menos chicos abandonaron la indumentaria monacal que habían llevado en la primera y se presentaron con corbata y chaqueta azul, al estilo de los niños de la operación Plus Ultra. Era la parte profana del concierto, y podía recordar también aquellos espectáculos de Viva la Gente que hace años venían por aquí.
El repertorio combinaba clásicos del repertorio negro y empezaba por Gershwin, que era blanco por fuera pero negro de corazón.
Dijo Tono que los negros son negros para que se note que son negros, pero hay excepciones y Gershwin es una de ellas. Todo fue interpretado con mucha coreografía y muy bien.
Movimiento
Sólo el Take the "A" train final quedó un poco descabalado, pero siendo tantos y moviéndose todo lo que se movían bastante hicieron con no chocar unos con otros. Acompañaron el número tres señores que ya habían salido antes y que tocaban respectivamente piano, bajo eléctrico y batería; se podría abreviar y decir que eran una sección rítmica, pero tampoco conviene exagerar.Mientras el trío instrumental se quedaba en escena asesinando el Joy spring del pobre Clifford Brown, los cantantes fueron a cambiarse. Reaparecieron en plan moderno, de rojo, blanco y negro. Cosa chocante, algunos de los que iban de rojo llevaban camisetas de los Chicago Bulls, lo cual en un grupo de Harlem parece una incongruencia.
Evocando ahora a los chicos de Fama, diéronse a cantar canciones de Kool and the Gang y Al Jarreau. Todos bailaron muy bien, hasta los gordos, y la concurrencia aplaudió mucho. Agradecidos, los chicos de Harlem regalaron dos temas más, el segundo Fum, fum, fum cantado en inglés. Un detalle.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.