Secreto absoluto sobre la anunciada entrevista entre Hassan II y el Polisario

Marruecos y el Frente Polisario guardaron ayer un silencio absoluto respecto a la entrevista entre Hassan II y una delegación de alto nivel de los independentistas saharauis, anunciada el pasado sábado en Argel. A última hora de la tarde, algunas fuentes no oficiales marroquíes aseguraban que la entrevista se había celebrado horas antes con la mayor discreción en el palacio real de Rabat, adonde el rey se trasladó desde Casablanca, su residencia desde comienzos de diciembre. Ningún portavoz oficial confirmó en Rabat o en Argel esa noticia.

La presencia de Hassan II en Rabat por unas horas, rodeada de gran misterio y altas medidas de seguridad, despertó una tormenta de rumores en la capital (del reino jerifiano.El pasado sábado, al anunciar su aceptación de la oferta del rey de sostener un diálogo en Marruecos, el Frente Polisario había informado que el viaje de una delegación era "inminente". Por parte marroquí no ha habido el menor comentario oficial desde que los independentistas expresaron su acuerdo con la proposición de Hassan II.

Algunas fuentes marroquíes bien informadas creían anoche que el corto y repentino desplazamiento de Hassan II tuvo como motivo entrevistarse sin luz ni taquígrafos con la delegación del Polisario. Medios diplomáticos y periodísticos extranjeros mostraban su extrañeza por el hecho de que la reunión hubiera tenido un carácter secreto, cuando, en cambio, la oferta del rey y la aceptación del Polisario fueron públicas.

La visita a Marruecos de los independentistas, estiman los observadores neutrales del conflicto del Sáhara, puede ser una alternativa a las negociaciones directas entre las partes, exigidas por las resoluciones de la ONU. El rey da así a los independentistas la satisfacción de recibirles como representantes de una organización cuyo mero nombre ha evitado siempre pronunciar. A cambio, es compensado con el hecho de que la entrevista se realice en uno de sus palacios y no tenga el carácter de negociación, sino de mera discusión.

Una paz sin vencedores ni vencidos es la única solución posible al conflicto del Sáhara occidental, estimaban las fuentes argelinas consultadas ayer por EL PAÍS, qué manifestaron su "aprobación" por el probable encuentro. Argelia, hasta fechas recientes el tercero en discordia en ese conflicto, cree que su solución sólo puede venir de lo que en los últimos tiempos el presidente Chadli Benyedid llama "diálogo fraternal" entre las dos partes. Benyedid necesita que Marruecos y el Polisario se entiendan directamente, para poder dedicarse a reformar su país.

Una larga cadena de acontecimientos regionales e internacionales ha conducido al descubrimiento de lo que, hace unos meses, Javier Pérez de Cuéllar calificó de "fórmula mágica para el conflicto del Sáhara". Ante todo, el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Rabat y Argel y el comienzo de un proceso de construcción del Gran Magreb. Pero no habrá Gran Magreb si no se resuelve el problema del Sáhara. Hasta hace pocas semanas, la política de reconciliación con Marruecos del presidente argelino encontraba numerosos obstáculos en el seno de su Gobierno y su Ejército.