El rigor de la revolución islámica

Una matanza de presos políticos, sin precedentes por su intensidad, ha sido denunciada en Madrid por Alí Razi, portavoz de la organización de los Fedayin del Pueblo de Irán, y Laleh Damavand, representante del Partido Tudé, fuerzas ambas de oposición al régimen islámico iraní. Los fedayin cifran las ejecuciones en 5.000 en 11 prisiones. Por su parte, los Muyahidin del Pueblo, en un comunicado emitido en París, aseguran que 12.000 presos políticos han sido ejecutados en Irán desde el alto el fuego con Irak, el 20 de agosto.

Hashemi Rafsanyani, presidente del Majlis (Parlamento) y hombre fuerte del régimen de Teherán, desmintió el viernes de la semana pasada la información difundida por la organización Muyahidin e Jalq.Según Alí Razi, 700 de las ejecuciones denunciadas se realizaron a base de explosivos en un área de la prisión de Evín, en Teherán, donde los presos fueron concentrados, aunque la mayoría de ellas han sido fusilamientos y ahorcamientos. Razi destacó que 180 presos que se hallaban en huelga de hambre en la prisión de Isphahán, la segunda ciudad de Irán, fueron ametrallados en sus celdas. En las cárceles de Hamadán y Kermán, agregó, ya no quedan presos políticos, pues todos han sido pasados por las armas. Muchos de los ejecutados cumplían condenas temporales impuestas por tribunales islámicos y otros esperaban juicio.

Según informó el buró político del Partido Tudeh de Irán (comunista), 31 miembros presos de su comité central -entre ellos, el número dos del partido, Farayolah Nizaní-, así como nueve coroneles, un capitán y un piloto de la Fuerza Aérea, además de sindicalistas, obreros, médicos, abogados, periodistas, entre ellos el decano de los presos políticos iraníes, Hosein Jodat, de 85 años, han pasado ante los pelotones de ejecución.

Numerosos cuadros políticos de las organizaciones de los Fedayin del Pueblo, entre otros, Hamid Montazeri, de su comité central, y de Rahé Karyar (Vía Obrera), han sido igualmente fusilados, según las revistas opositoras Aksariat y Nameh Mardom, así como tres dignatarios religiosos y dos hoyatoleslam próximos del ex dirigente de la Guardia Revolucionaria Mehdi Hashemi, ejecutado el año pasado. A Hashemi se atribuyó la filtración del escándalo Irangate.