_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Butragueño

Los avatares de Butragueño, reserva en el Real Madrid, titular en la selección nacional, genio para unos, tronco para otros, proyecta sobre el ámbito del deporte la amplia polémica cultural sobre lo falso (Autrement, Los Cuadernos del Norte, Cosmopolítan, L´Expresso).Nunca, como en el caso de este jugador, el asunto de la falsificación había adquirido un valor deportivo semejante. Nunca el crítico y el aficionado se encontraron tan desafiados en su condición de expertos. Porque el problema que se presenta no es el de calificar dentro de una escala de más y menos el correspondiente valor de un delantero. No existe aquí, como habitualmente, la posibilidad de juzgar mediante grados. Butragueño plantea, como la falsificación misma de un legajo o una pintura, el sí o el no absolutos de su autenticidad. Igual que ocurre con la obra de arte puesta en entredicho, sometida a examen y pendiente todavía de un dictamen, su consideración pasa iterativamente del todo a la nada, del crack al bluf, del bluf al crack.

La distinción entre lo que es verdadero y lo que es falso constituye culturalmente la base de formación de lo real. El relieve de las cosas es un efecto de la luz de lo verdadero junto a la sombra de su falacia. Manteniendo la distinción verdadero/falso la realidad prospera; pero ¿qué sucede si los términos, mediante la sospecha de falsificación, se hacen ambiguamente iguales? En ese supuesto, lo real es sustituido por un tornasol de irrealidad.

Butragueño es un ejemplo capital del vértigo. En su caso ya no se trata de que juegue mejor o peor, ni de que sus rendimientos se relacionen con factores más o menos erráticos. El centro de la discusión no es de calidad sino de sustancia. Hay quien cree en el jugador y quien lo niega. Ningún sistema de detección ha alcanzado aún a demostrar si se trata de un talento genuino o de su impostura. El espectáculo más moderno del fútbol internacional se concentra sobre este curioso modelo directamente producido por La Era de lo Falso.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_