_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Pendulazo

Medio siglo esperando el cambio, y cuando llegó, tampoco era eso. Queríamos un cambio a más y mejor, que abriera marcha al progreso, a la justicia y a la libertad, y dimos un vuelco radical a la historia de este país, poniendo a la izquierda en el poder. El resultado es sorprendente, pues el cambio ha traído un pendulazo que nos devuelve a la farándula astrosa de medio siglo atrás.No exactamente nos devuelve allá, claro. La civilización evoluciona y ciertos estereotipos de entonces quedan anacrónicos en la actual modernidad. Sin embargo, otros les sustituyen, y si se les quita la carátula que permite desenvolverse, al abrigo de sospechas en estos tiempos democráticos y de crecimiento económico, son pariguales.

Ya no hay caterva de chiquillos desharrapados que asolan calles a la pedrea, pero hay bandas de navajeros; ya no hay piojo verde ni tisis, pero hay mugre y SIDA; ya no hay porteras que despellejan a la vecindad, pero hay papeles que cuentan en clave de libelo cómo se lo hace la aristocracia; ya no hay subsecretarios que denuncian la conspiración judeo-masónica, pero hay portavoces que incriminan intimidaciones obreras; ya no hay ignorantes absolutos en puestos de mando porque guerrearon en Belchite, pero hay perfectos inútiles ejerciendo cargos porque tienen carné; ya no hay Movimiento donde medrar delatando jodíos rojos para ponerlos a pedir, pero hay partido donde se hace la olla gorda descalificando profesionales blancos para tirarlos a un rincón; ya no hay estraperlistas surgidos de la nada que dicen haiga y atiborran la andorga, pero hay tecnócratas de la nomenclatura que dicen prime rate y viven en el lujo de la jet set.

Diales y cronicones recogerán este panorama deduciendo que el país es pendular y tal cual habría de entrar su testimonio en la historia si no fuera porque un día la sociedad civil detuvo el péndulo por donde caía, abandonó el tajo, paró quieta y advirtió a la clase política toda que si no abre marcha al progreso, a la justicia y a la libertad, ya puede ir cogiendo el portante.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_