Sampaio gana las 'primarias' y se convierte en virtual jefe de los socialistas portugueses
El sucesor de Vitor Constancio y de Mario Soares como secretario general del Partido Socialista de Portugal será Jorge Sampaio, de 49 años, actual presidente del grupo parlamentario y responsable de las relaciones internacionales del partido. Sampaio logró una confortable victoria en las primarias en que se eligieron los delegados al congreso nacional de enero, que elegirá formalmente al sustituto de Vitor Constancio, que dimitió tras quejarse de las injerencias de Soares, hoy presidente de la República, en los asuntos internos del partido.
Puesto que los delegados elegidos sobre la base del apoyo a las dos principales mociones de orientación política tienen el "mandato imperativo" de votar a favor de los respectivos autores para el cargo de secretario general, la victoria de Sampaio en el congreso de enero está asegurada. Su propuesta -"movilizar el PS-gobernar Portugal"- cuenta con el apoyo de cerca de 850 compromisarios, contra poco más de 450 para Jaime Gama.Los históricos de Manuel Alegre y los seguidores de Joâo Soares, el hijo de Mario Soares, que consideraban a Gama como "un mal menor" en relación a Sampaio, se: reparten, de forma prácticamente equilibrada, los otros 100 mandatos atribuidos, pero acabaron por restar fuerza a la candidatura de la oposición a la actual dirección. Entre la coalición de los descontentos y la continuidad de las actuales orientaciones, los militantes socialistas acaban de dar, por tercera vez, su voto de confianza a la obra de modernización del principal partido de la oposición, iniciada por Constancio en 1986.
La derrota política del soarismo y de los nostálgicos del bloque central tiene el mérito de clarificar el panorama político portugués y de asegurar la continuidad de la bipolarización: la revisión de la Constitución se hará de acuerdo con el pacto entre Cavaco Silva y Vitor Constancio, y el PS procurará liderar y movilizar la oposición de izquierda, construyendo a medio plazo una alternativa global al poder de la derecha personalizado por el actual primer ministro.
En un momento en que el Gobierno enfrenta sus primeras dificultades serias desde la conquista de la mayoría absoluta, en junio de 1987, con una ola de agitación social provocada por el rebrote de la inflación y una sublevación de los intereses corporativos en sectores importantes del electorado cavaquista, la tentación era fuerte, para el PS, de fomentar el golpe palaciego que fue, hasta ahora, el fin de todas las experiencias de poder del PSD. Era la estrategia que Gama sugería cuando afirmaba que "lo importante es conquistar el poder", porque el electorado no está interesado en "tertulias de café" sobre las ideologías y los valores de la izquierda.
De su experiencia como ministro de Soares, en Gobiernos de coalición con el CDS (en 1978) o con el PSD (1981-1983), que Gama esgrimió como su principal argumento electoral contra Sampaio, los militantes socialistas han rechazado, aparentemente, el recuerdo de un pragmatismo desideologizado, que llevó al PS a su peor crisis de identidad y a la pérdida de la mitad de su electorado.
En vano sus adversarios agitaron contra Sampaio el fantasma de su pasado izquierdista, no comprometido con ninguna de las anteriores experiencias gubernamentales del PS: caló más hondo la promesa de que con él los socialistas dejarían de tener "una política en la oposición" y "otra como partido de Gobierno", prueba cabal de que no han sido todavía olvidadas, y mucho menos perdonadas, las muchas "concesiones" que Mario Soares, como jefe de Gobierno, hizo a sus aliados de circunstancia.
La pregunta que se plantea ahora es saber si Sampaio será capaz de vencer donde Constancio fracasó, o sea, si conseguirá transformarse en el líder fuerte que una parte no menospreciable de su partido añora, y que esperaba encontrar en Gama. Considerado como un tímido y un hombre gris, Sampaio ha revelado, en la campaña para las primarias, cualidades de comunicación que faltaban al secretario general dimisionario.
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