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Gelli afirma que sólo puede haber un 'papa' en la política italiana, De Mita o Craxi

Juan Arias

Licio Gelli, ex maestro venerable de la logia secreta Propaganda Dos (P-2), en libertad provisional a pesar de estar condenado a 20 años de cárcel por los tribunales italianos, ha vuelto a pontificar. En declaraciones a los semanarios Panorama y Época hace incluso un análisis político acerca de Giulio Andreotti (ministro de Exteriores), Ciriaco de Mita (jefe de Gobierno y líder democristiano) y Bettino Craxi (máximo dirigente socialista). De los dos últimos dice: "No puede haber dos papas en un solo Vaticano. Por eso es necesario, cuanto antes, que se celebre un cónclave y que uno de ellos salga elegido papa".

De Mita, dice Gelli, es "un buen líder político", pero aún hay que ver si es o no un buen hombre de Estado, aunque ya se ha revelado "un buen secretario" al haber conseguido rejuvenecer su partido a pesar de no ser un jovenzuelo. De Craxi dice que es un "auténtico líder", pero que aún no es posible prever si ganará la batalla al jefe de filas democristiano. Por lo que se refiere al divino Andreotti, de quien siempre se ha dicho que fue su mano izquierda, afirma el ex maestro venerable -que ahora aspira a entrar de nuevo en la masonería oficial italiana, de la que había sido expulsado-, que es un hombre "intefigente, astuto, hábil y prudente, demasiado listo para mezclarse en camarillas; un político con enorme experiencia y equilibrio que es capaz de sacar de un hecho negativo efectos positivos para el país".Como última provocación, Gelli, que desole que ha obtenido su libertad de movimientos se ha olvidado de su gravísima enfermedad de corazón, asegura: "La Constitución italiana es vieja, anticuada, superada. Hay que cambiarla". El jefe de la P-2 había intentado cambiarla a través de su logia "con bombas y cinismo", como han afirmado los jueces que lo han condenado a 20 años de cárcel, acusado de haber ayudado a los grupos de la extrema derecha fascista a llevar a cabo el criminal y sangriento atentado de la estación de Bolonia, que costó la vida a 82 personas y causó heridas a otras 200, el 2 de agosto de 1980.

Por culpa de la magistratura suiza, que ha permitido la extradición de Gelli sólo por delitos bancarios, los jueces italianos no pueden obligarle a permanecer en la cárcel, y para evitarla definitivamente está pensando en presentarse a las elecciones europeas.

Quienes conocen muy bien la fuerza, que le proporcionan los miles de millones de que dispone aún en bancos suizos aseguran que conseguiría su escaño.

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