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El tratamiento con metadona sólo se ha aplicado en tres años al 1% de los 12.000 toxicómanos madrileños

El tratamiento con metadona que se administra a los toxicómanos, tal y como está regulado actualmente, apenas sirve para nada, según expertos del propio programa. En casi tres años, sólo 112 personas, el 1% del total de 12.000 toxicómanos existentes en la Comunidad de Madrid, se han acogido al tratamiento, debido fundamentalmente a los excesivos trámites burocráticos exigidos para acceder al mismo. El propio presidente regional, Joaquín Leguina, ha propuesto abrir un debate sobre la posibilidad de administrar metadona de forma mucho más abierta a los toxicómanos que así lo soliciten. Esta medida, según Leguina, sería un instrumento para apartarlos del mundo del narcotráfico y de la delincuencia callejera.

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Iniciativa para un debate

Joaquín Leguina pretende que el debate sobre la utilización de la metadona aborde también el control de la salud de los toxicómanos.La orden ministerial de 31 octubre de 1985, desarrollada en una resolución de fecha 22 de noviembre, por la que se regula el procedimiento para la dispensación de metadona, establece una serie de largos trámites burocráticos y la obligatoriedad para los toxicómanos que la solicitaran de someterse a un tratamiento psicoterapéutico paralelo. Esta burocratización y la existencia de controles excesivos e incluso de requisitos un tanto absurdos provocan en la práctica el rechazo de sus teóricos beneficiarios.

La resolución ministerial de 22 de noviembre, por ejemplo, establece normas tan fuera de lógica, según la opinión de otros expertos consultados, como la de exigir que el candidato al tratamiento con metadona tenga más de 18 años, cuando uno de los fenómenos más preocupantes de la drogadicción es la temprana edad en que se inician muchos jóvenes en el consumo de heroína.

El segundo requisito exigido es que el tiempo de adicción sea superior a los tres años, lo que excluye del tratamiento precisamente a los jóvenes que aún no están enganchados en exceso y, por tanto, tienen más posibilidades de dejarlo.

La tercera condición para acceder al tratamiento es que el toxicómano padezca "complicaciones orgánicas graves que aconsejen su inclusión en el programa", pero el cuarto requisito es, precisamente, "la no concomitancia con politoxicomanías graves (alcohol, fármacos...)", cuando lo habitual, como es bien sabido, es que el drogadicto sea politoxicómano, y no sólo consuma heroína, sino también otras drogas o fármacos utilizados como tales.

"El proceso administrativo que debe seguir un drogadicto para acceder al tratamiento es también largo y complejo. El toxicómano llega a uno de los centros de barrio repartidos por la región. Allí se le hace una primera evaluación médica, psicológica y social y se le envía al centro de la Comunidad situado en la calle de Jesús y María, donde se le hace una segunda evaluación", explicó el citado experto.

De allí, su caso pasa a la aprobación de la Comisión Reguladora del Tratamiento con Metadona, donde es estudiado de nuevo Si se considera que cumple todos los requisitos, firma el contrato terapéutico, por el que ya se le administra la metadona en el centro del ministerio de Sanidad de la calle de Francisco Silvela, pero con la obligación de mantener al mismo tiempo un tratamiento psicoterapéutico en el centro regional de Jesús y María. A juicio de los expertos, son demasiados trámites para un tipo de población que recela fuertemente de todo lo que signifique burocracia.

De hecho, desde abril de 1986, cuando el programa entró en vigor, sólo lo han seguido 112 personas (78 hombres y 34 mujeres), lo que hace menos del 1% del número oficial de toxicómanos, alrededor de 12.000, que se estima existen en la Comunidad de Madrid. Casi el 70% de los tratados es mayor de 25 años y el 81% pertenece a estratos sociales medios y bajos. La administración de metadona se hace exclusivamente por vía oral.

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