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Los laboristas deciden de nuevo reanudar negociaciones con el Likud en Israel

La convención nacional del Partido Laborista israelí se pronunció anoche por 690 votos a favoe y 390 em contra, por la reanudación de negociaciones con el bloque conservador Likud con el objetivo de formar una coalición de gobierno. La votación es un triunfo para el líder laborista, Simón Peres, y el ministro de Defensa, Isaac Rabin. Hace apenas ocho días, el buró político había rechazado, por sólo cuatro votos, los intentos de Peres y Rabinpor entablar negociaciones con el actual primer miniostgro en funciones y líder del Likud, Isaac Shamir.

El que los haredi (religiosos israelíes) quieran imponer hasta los más pequeños detalles de su concepción de una sociedad judía ha hecho temer una radicalización política en Israel que ha llevado al propio presidente del Estado, Chaim Herzog, a pedir la participación del derrotado Partido Laborista en un Gabinete de unidad nacional, informa desde Jerusalén Angeles Espinosa.

Desde que Herzog lanzara su propuesta el pasado martes, el líder laborista Peres ha participado en numerosas reuniones para tratar de convencer a sus seguidores de que no se opongan a las negociaciones de coalición con el Likud, descartadas el 30 de noviembre por el buró político del partido.

Peres, que ahora apoya abiertamente dicho Gobierno compartido, parece consciente de que tras la derrota electoral sus posibilidades de seguir al frente de un Partido Laborista en la oposición son muy pequeñas. El secretario general del partido, Uzi Baram, considera que tal participación convertirá al "laborismo en un satélite perpetuo del Likud".

La inhabitual intervención del presidente en un país que reserva la tarea de formar Gobierno al c.andidato a primer ministro se ha producido en unas especiales circunstancias de bloqueo de las negociaciones. Dicho acto, calificado de irregular por los comentaristas políticos, ha sido aceptado, sin embargo, corno la "solución más moral" en la presente situación.

La formación de Gobierno tras las elecciones del pasado noviembre parece seguir la contradictoria senda del manto de Penélope. Lo que la noche misma de los comicios se presentaba como un "trabajo hecho" y permitía efusiones triunfalistas a Shamir, se ha trastocado merced a la realidad del mapa electoral resultante, en una partida de ajedrez con riesgo de jaque tras cada posible jugada. De ahí el vaivén de titulares a que está dando lugar estos días la escena política israelí. Partidos religiosos o laboristas son los dos pétalos de la margarita que deshoja el Likud en busca de compañeros de coalición que le garanticen una mayoría de gobierno.

[Un manifestante palestino de 17 años murió ayer por disparos del Ejército israelí en una aldea de Cisjordania, durante una huelga al cumplirse un año de la intifada, informa Efe].

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